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El Atlético y Griezmann regatean a las lesiones para superar al Deportivo (1-0)

Augusto y Giménez se lesionaron en los primeros 35 minutos. Griezmann, a pase de Gameiro, dio la victoria a los locales.

Augusto y Giménez se lesionaron en los primeros 35 minutos. Griezmann, a pase de Gameiro, dio la victoria a los locales.
Griezmann marcó su quinto gol de la temporada | EFE

Ya lo avisó Simeone antes del partido: "Equipos como el Dépor, que se cierran bien atrás, nos han creado problemas". El Cholo hizo de vidente en la previa, pero no contaba en su visión del encuentro con lo que les iba a ocurrir en poco más de media hora del mismo. Simeone rotó y dos de sus cambios se rompieron. La lesión de Augusto fue la peor, pero la de Giménez terminó de gafar el día.

Pese a todo, el Atlético cuenta en su botiquín con una medicina francesa llamada Griezmann. El galo volvió a ver portería y en esta ocasión, aunque suele ser siempre así, fue decisivo. Antes del Bayern, el Atlético llenó su enfermería con hombres de su segunda línea. Lo bueno, quitando las lesiones, fue que el Calderón no vivió el día de la marmota ante el Dépor y el primer choque del año ante el Alavés no tuvo segunda parte.

Lesión a lesión

Poco pueden ayudar las rotaciones si en sólo 35 minutos ya has tenido que volver al plan original. Eso debió pensar Simeone al ver cómo su intento de dar descanso a parte de su esquema se iba al traste. Un cambio en la defensa, lesión. Una variación en el centro, otra lesión más. Así es difícil centrarse, aunque lo único positivo de la situación, si es que hay algo, es que los lesionados no son titulares.

El Atlético vivió una primera parte con varias desgracias y una única alegría. La cruz o cruces vinieron en forma de lesiones y de falta de gol. El primero en caer fue Augusto, cuya rodilla derecha colapsó al intentar robar un balón en la medular. El siguiente en tomar el camino de los vestuarios fue Giménez. Problemas en el tobillo y central KO. Todo ello en sólo 35 minutos, tiempo en el que Simeone ya había tenido que gastar dos de sus tres cambios.

Con tanto alboroto en la enfermería al Atlético le costó mucho encontrar fluidez y sólo Correa sacó alguna sonrisa al Vicente Calderón. El argentino es un revolucionario del juego. Es capaz de regatear con el cuerpo y ver huecos en sitios que los rivales no creen haber dejado y de esa forma fue rompiendo líneas para crear ocasiones de peligro. Griezmann tuvo la más clara con un disparo cruzado que no vio portería.

El partido no terminaba de romperse y con el Dépor encerrado atrás, los locales se atascaron. Faltó algo más de Griezmann en el inicio, también de Carrasco, y el estadio empezó a desesperarse con el colegiado y con varias acciones polémicas para ambos lados. Hubo quejas en las dos áreas y se vio a un revolucionado Florín Andone que en el Calderón volvió a recordar al que vino en verano de Córdoba.

Al descanso se llegó con la única alegría para los rojiblancos. Fayçal perdió los nervios y se autoexpulsó de forma incomprensible por doble amarilla.

Medicina gala

La segunda parte del Atlético-Dépor fue un recordatorio constante a lo vivido con el Alavés en el estreno liguero. Los rojiblancos dominaron de cabo a rabo a su rival viviendo en campo contrario 45 minutos. Garitano llegó incluso a meter a Mosquera para contener aún más las acometidas atléticas y empezó a rezar para que nadie rompiese las tablas en el marcador.

Primero fue un gol bien anulado a Griezmann. Poco después, Carrasco se encontró con la cruceta y Correa con Lux. Filipe también tuvo opciones y así una detrás de otra con Koke y Gabi haciendo de mariscales en cada ataque repelido. El cántaro estaba yendo demasiadas veces a la fuente, pero con dos cambios ya utilizados, a Simeone sólo le podía salvar una bala y esa fue Gameiro.

Con Lucas ejerciendo de salvador en el área para evitar el gol del Dépor empezó el espectáculo francés en el Calderón. Un galo evita los goles y otros dos los fabrican. Gameiro fue el encargado de asistir a Griezmann antes del minuto 70 y ahí respiró el banquillo rojiblanco. En esta ocasión no se iba a remar para morir en la orilla aunque los minutos finales casi vuelven a dar un disgusto de órdago a la parroquia madrileña.

El Atlético no fue capaz de rematar a su rival y el Deportivo gozó de una jugada que en dos ocasiones rozó el gol. La cabeza de San Godín tuvo mucho que ver en el 1-0 final. Tres puntos al bolsillo, enfermería repleta de la segunda línea de Simeone y la Champions con el Bayern en el horizonte. El fútbol no rota. Griezmann, tampoco.

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