A mediados de la temporada 2013/14, el Real Madrid decidió arreglar el grave problema que tenía en el Bernabéu con los radicales que se encontraban en el Fondo Sur. A tenor de los cambios internos que se estaban realizando en esta organización se produjo su violenta radicalización y Florentino Pérez tomó la decisión unilateral de echar del Santiago Bernabéu al grupo Ultras Sur.
En un decisión sin precedentes, el Barcelona –con Joan Laporta al frente en aquel momento–, y el Real Madrid, se ponían de acuerdo para erradicar el problema. En el caso de los blancos, tomaron la decisión de dispersar a los integrantes del grupo Ultras Sur por todo el estadio blanco evitando su reunión y ebullición durante los partidos.
El citado grupo solicitó ante la Justicia tres cuestiones que para ellos eran fundamentales y que, salvo una, han sido rechazadas de forma firme por la Audiencia Provincial. Solicitaron la reasignación en el lugar donde siempre habían estado ubicados en el Fondo Sur; que les fueran concedidos unos abonos especiales con un claro carácter vitalicio y una tercera petición que es en la que les han dado la razón. Al ser reubicados, el precio de su abono pudo cambiar por el lugar donde se situaban en el campo. Ellos han solicitado que en el caso de que hubieran sido recolocados en un lugar cuyo precio era más caro del que estaban pagando, que se les devuelva el importe por la diferencia. El juez así lo ha decidido y el Real Madrid tendrá que abonar un total inferior a los 8.000 euros.
La sentencia también aclara que, en ningún caso, la entidad presidida por Florentino Pérez deberá devolver su asiento a los violentos de Ultras Sur evitando de esta forma que se vuelvan a concentrar en grupo tras la portería del Fondo Sur.