El F.C. Barcelona está viviendo un auténtico infierno en este mercado estival. El conjunto azulgrana ve como sus primeras opciones en materia de fichajes se esfuman una y otra vez.
Ocurrió con Bellerín, al que el Arsenal cerró la puerta. El Barça tuvo que conformarse con el portugués Semedo (costó 30 millones). Lo mismo ocurrió con uno de los grandes objetivos para reforzar la sala de máquinas: Verratti. Desde Can Barça coquetearon con el italiano. ¿Las consecuencias? El PSG no solo se negó a negociar su salida, los parisinos dieron un tremendo golpe de efecto al mundo del fútbol birlando a Neymar a los culés.
Tras el duro golpe, el Barça intenta levantarse. Tiene dinero suficiente como para arreglar el desaguisado. Sin embargo, dos problemas perturban la tranquilidad de los aficionados culés. Roberto Fernández, el secretario técnico, sigue dejando muchas dudas en cuanto a su validez para el cargo. Voces cualificadas del entorno azulgrana califican sus conocimientos futbolísticos como "mediocres". Además, si el mercado ya estaba de por sí caro, ahora los equipos cuentan con un arma extra a la hora de negociar posibles traspasos con el Barça: saben que tienen dinero fresco, concretamente, 222 millones de euros.
Mientras Dybala y Mbappé parecen enfriarse -la Juve no está dispuesta a dejar salir a su estrella, máxime cuando su afición está de uñas tras la marcha de Bonucci al Milán, mientras el Mónaco no dejará salir por menos de 160 millones a Kylian-, Coutinho y Dembélé son los objetivos.
Por Coutinho el Liverpool pide 100 millones de euros. Una cifra que el Barça parece dispuesto a pagar. En las oficinas del Camp Nou esperaban que el Borussia Dortmund aceptaría unos 70 millones por Dembelé.
Nada más lejos de la realidad. El director deportivo del Borussia, Hans-Joachim Watzke, lanza un aviso a navegantes: "100 millones de euros no son suficientes para fichar a Dembélé". El Dortmund sabe que tiene una perla jugosa, Dembelé , a sus 20 años, es junto con Carrasco, uno de los mejores extremos de presente y sobre todo, de futuro. El conjunto teutón está saneado, no tiene necesidad de vender y es consciente de que las arcas del Barça están a rebosar y el ansía por fichar recorre las oficinas del Camp Nou. La posición negociadora de los azulgranas es crítica.
El Barcelona, que está cerca de cerrar el fichaje de Iñigo Martínez -el central de la Real es una petición expresa de 'Txingurri' Valverde-' previo pago de su cláusula de rescisión valorada en 32 millones de euros, está pasando un auténtico vía crucis en este mercado estival.