El Mundial de Clubes Sub 17 disputado el pasado mes de agosto en Madrid, sirvió de escaparate. Rodrigo Rodrigues, un delantero brasileño de 17 años que jugaba con el Palmeiras sorprendió a propios y extraños.
"El primer balón que tocó fue gol". Instinto asesino, utiliza muy bien el cuerpo, es un 9 puro pero no está exento de técnica y cae a banda con asiduidad. Un ariete muy completo. Sus goles al Rayo, Benfica o Atlético llamaron la atención. Desde la dirección deportiva merengue le hicieron un seguimiento exhaustivo y tras el torneo –marcó 4 goles en los 5 partidos disputados– lo tenían claro: "Hay que ficharle".
Dicho y hecho. El Madrid se movió con celeridad y cerró su fichaje por una cifra casi irrisoria: entre 600.000 y 1 millón de euros. Rodrigo, que firma para las próximas seis temporadas, se queda este curso en Brasil hasta que cumpla la mayoría de edad. La próxima temporada jugará, probablemente, en el Castilla. Nadie tiene una fórmula mágica para saber cómo evolucionará el delantero brasileño pero, por ese precio, el riesgo es ínfimo. Puede obtener un mirlo blanco a precio de ganga. La operación es excelente.
Rodrigo, una historia curiosa
En Brasil hay tantos equipos que los clubes más grandes no pueden controlar todo el mercado y, en ocasiones, salen perlas que no juegan en un equipo TOP de Brasil. Es el caso de Rodrigo. El delantero jugaba en el Grêmio Novorizontino, un equipo de la ciudad de Novo Horizonte, en el interior de Sao Paolo.
Rodrigo comenzó a destacar a nivel nacional cuando con 16 años debutó con el primer equipo del Novorizontino contra el Santos, en el Campeonato Paulista. Ese día, el de su debut, dio la asistencia para el gol de su equipo.
En la Taça Belo Horizonte de Futebol Junior, uno de los principales torneos sub17 del país, brilló una vez más. El Palmeiras llamó a su puerta. Llegó a un acuerdo con el Novorizontino para que el delantero pudiera jugar el Mundial de Clubes Sub-17 cedido. Un acuerdo que le ha valido su fichaje por el Real Madrid.