El único encuentro disputado a domicilio durante la gira de amistosos deparó un amargo sabor para el conjunto de Sergio Scariolo, que, limitado por las ausencias de Pau Gasol y Rudy Fernández, no pudo nunca contrarrestar el poder de los bálticos, a placer sobre el parquet del Siemens Arena. Lituania se cobró la revancha del severo correctivo (100-74) que España le dio hace dos semanas en Sevilla y le propinó una dura derrota que debe invitar a la reflexión a apenas cuatro días del comienzo de la cita de Polonia.
España, máxima favorita al oro, exhibió un nivel muy lejano a su mejor versión en el partido más exigente que ha disputado hasta la fecha durante esta concentración. Y es que en un ambiente hostil y ante un equipo con el cuchillo entre los dientes, los subcampeones olímpicos doblaron la rodilla antes de lo esperado y sin oponer la resistencia esperada.
Porque los de Scariolo, que llegaron a perder por veinticinco puntos (92-67, m.37), nunca dieron la sensación de poder vencer en suelo báltico y dar un golpe de autoridad a cuatro días del inicio del Eurobasket, incluso lo contrario, se mostraron a merced de unos lituanos que se dedicaron a 'acribillar' a España desde el perímetro.
El nuevo jugador del CB Murcia Tomas Delininkaitis encabezó la 'masacre' desde la línea de tres. Además, los hermanos Lavrinovic, Linas Kleiza o Petravicius aportaron a buen nivel hasta derribar el muro español, hoy más frágil que nunca.
Sólo los detalles defensivos de Ricky Rubio, el mejor del combinado nacional sobre el parquet, y la constancia bajo los aros de Marc Gasol respondieron se salvaron en los subcampeones olímpicos. Un bagaje demasiado pobre como para plantar cara a un rival que también tiene su mirada puesta en las medallas para el Campeonato de Europa.Con Navarro realizando su peor partido de la preparación, Reyes eclipsado ante el 'músculo' lituano y la intermitencia del 'backcourt' español, España fue no despertó durante la primera mitad y fue vapuleada en la segunda.
El retorno de Mumbrú tras su lesión quedó en una anécdota en un día que deberá servir al combinado nacional, que sigue siendo máximo candidato al trono continental, para volver a la senda de la humildad y alejarse del exceso de euforia antes de que sea demasiado tarde y el oro se aleje del camino de la generación más brillante de la historia del baloncesto español.