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Los Lakers, a invadir Iwo Jima

Seguramente, los aficionados Lakers respiraron tranquilos cuando vieron que serían los Suns y no los temidos Spurs su rival en las Finales de Conferencia Oeste. No están solos: las casas de apuestas dan apenas 1,3 euros por la victoria de los angelinos frente a más de 3,5 por la de los de Arizona.

Guadalcanal : El esperado enfrentamiento con San Antonio parecía prometer una de esas batallas de artillería pesada tan habitual entre estos viejos conocidos: mucha táctica, juego subterráneo (por no decir sucio), dureza bajo los tableros, partidos a pocos puntos y el recuerdo de una rivalidad histórica entre las dos mejores franquicias de la década de los noventa. Vamos, lo que se dice un trabajo duro, de esos que les encantan a los Fisher, Bryant, Gasol, Odom, Artest... o a Phil Jackson.

Los Suns parecen menos peligrosos sobre el papel, pero las torres Lakers llevan tres días soñando con una guerrilla llena de tipos que apenas llegan a los dos metros, que se pasan los 48 minutos corriendo y que les llevarán de una zona a otra con la lengua fuera.

En LA son conscientes de que tienen el quinteto más lento de la liga, con emparejamientos como el Fisher-Nash o el Stoudemire-Bynum o Gasol claramente peligrosos en este aspecto. Por eso tienen la misma sensación que los soldados americanos a los que mandaban del frente europeo al Pacífico en la Segunda Guerra Mundial: "Sí, seguro que los alemanes tienen mejores armas, están más cerca de sus líneas de suministro, son más experimentados y más complicados de vencer que los japoneses... pero preferiría tener que cruzar el Rin 500 veces a invadir Iwo Jima".
 

Run and gun: El lema de los Suns de Mike D’Antoni ya no está tan vigente como hace un par de temporadas, pero a pesar de todo los de Phoenix son el equipo que más puntos mete y que mejor lanza de 2 y de 3 de toda la NBA. También son el cuarto con mayor número de asistencias. No es extraño que muchos piensen –pensemos– que practica el baloncesto más atractivo de la liga.

Sólo hay una manera de detener a un equipo así: defensa y rebote. Y los Lakers son de los mejores en ambos aspectos: quintos en peor porcentaje permitido en tiros de campo de los rivales, primeros en porcentaje permitido en triples y segundos en rechaces por partido.

Si Stoudemire, Channing Frye y Robin López –si juega– consiguen proteger bien su aro y lanzar a la carrera a los Nash, Richardson, Hill, Dragic o Barbosa, Phoenix tendrá una oportunidad. Si los centímetros y los músculos de Gasol, Bynum, Odom y Artest cierran bien su zona y cargan con intensidad el rebote ofensivo, la serie tendrá color púrpura y oro.
 

Números contradictorios: A los Lakers se les nota incómodos jugando contra equipos rápidos y que tiran mucho de fuera. Pero sus números son mejores que las sensaciones. En los enfrentamientos directos contra Phoenix esta temporada, vencen 3-1. El año pasado, tanto contra Denver como contra Orlando, al equipo no se le vio fino, pero al final ganaron las dos series sin llegar al séptimo partido.

A quien no le debe apetecer nada el choque es a Pau Gasol. El español está en su mejor momento desde que llegó a la NBA y, si mantiene sus estadísticas, tiene serias opciones a MVP de las Finales. Pero los pívots con mucha movilidad, más rápidos que él y que tiran desde fuera nunca han sido de su agrado, ni en EEUU ni en la selección española. Tanto con Stoudamire como con Frye lo pasará mal. En tres partidos contra los Suns esta temporada ha promediado unos tristes 14 puntos y 5,7 rebotes.
 

Justicia poética: Para los Suns, estos play-offs ya han dejado un par de momentos inolvidables. Grant Hill, tras 15 años en la liga, por fin ha ganado una serie en la post-temporada. Con casi 38 años, el que muchos consideraron sucesor de Michael Jordan, se ha sacado una espinita que posiblemente le hacía más daño que sus innumerables lesiones.

La imagen de Nash sangrando tras un codazo involuntario de Duncan trajo a la memoria de los aficionados de los Suns el primer partido de la serie contra San Antonio de 2007. Aquel año, Phoenix (segundo del oeste) se enfrentaba a San Antonio (tercero) en lo que muchos consideraban una final anticipada tras la eliminación en primera ronda de Dallas, que aquel año había sido el mejor equipo de la regular season.

En el primer partido, a falta de tres minutos para el final y con el marcador empatado, Parker le hizo una brecha a Nash en la ceja que le obligó a retirarse. No fue lo único raro que pasó en aquella eliminatoria: en el cuarto partido, ganado por Phoenix, Robert Horry le hizo una falta salvaje al canadiense que hizo que Stoudamire y Boris Diaw saltaran del banquillo. Resultado: Horry –noveno jugador de la rotación de los Spurs– era sancionado para el quinto partido... junto con el máximo anotador de los Suns y su sexto hombre. Bruce Bowen, al que las cámaras pillaron haciendo numerosas tropelías como pisar el tobillo de Nash a la caída de una suspensión para intentar lesionarle, se fue de rositas.

La historia recogerá que los Spurs vencieron ese quinto partido, la serie por 4-2 y la final de la NBA a Cleveland por 4-0. Y los que sólo se acuerdan de los resultados dirán que San Antonio es un equipo ganador, que se crece en los momentos difíciles, y que con un esquema tan alegre como el de D’Antoni y Nash, se ganan muchos partidos, pero no títulos. Los que recordamos cómo se produjo aquella victoria, en el límite externo de la legalidad, sonreímos al ver el 4-0 de este año. Nadie les dará ya a los Suns el anillo que les robaron, pero que haya sido Nash, con una tirita en su ceja, el que haya certificado la defunción deportiva del grupo de Popovich tiene algo de justicia poética.
 

'El nominado': Ningún jugador ha tenido escrito su destino desde tan pronto y de forma tan evidente como LeBron James. Las portadas de Sports Illustrated cuando jugaba en el instituto, los partidos de su colegio retransmitidos a nivel nacional, el multimillonario contrato de Nike cuando todavía era menor de edad...: todo estaba preparado para que The Chosen One –El Elegido– entrase directamente a compartir la casa donde moran los grandes hermanos de la NBA: los West, Bird, Johnson, Jordan y compañía.

Este año parecía tenerlo todo a punto. Su temporada ha sido espectacular y ha ganado justamente el MVP de la temporada regular; los Cavaliers han sido el mejor equipo de la liga, con más de 60 victorias; y lo dueños de la franquicia le han rodeado de todo lo que ha pedido –Shaquille, Mo Williams, Antwan Jamison...–.

Nada de eso fue suficiente ante los Celtics. Y James hizo dos últimos partidos lamentables, con mala selección de tiro e innumerables balones perdidos. Nunca fue el líder que su equipo necesitaba. Por todo eso, Jerry, Larry, Magic, Michael y los demás ya tienen su veredicto: "LeBron estás nominado" .


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