Curiosa historia la que se ha producido este fin de semana en el fútbol amateur francés, y que nos trae Eurosport en su edición digital.
La historia se produjo en la localidad de Querqueville. Un futbolista, al terminar el encuentro que estaba disputando, se percató de que su móvil, un iPhone 5, había sido robado.
De inmediato activó el sistema de búsqueda de GPS para encontrar dónde se hallaba, y éste le indicaba que estaba muy cerca del vestuario, así que comenzaron a buscar. Siguiendo las indicaciones llegaron hasta un vehículo donde supuestamente se encontraba el móvil. Y resultó ser el coche del árbitro.
El colegiado negó haber robado el teléfono, pero lo cierto es que el GPS señalaba que se encontraba ahí dentro, así que el futbolista y sus amigos registraron el coche y terminaron dando con el móvil. Finalmente, el jugador puso la pertinente denuncia, y la noticia saltó a la prensa gala.