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Vic Wild, el americano que ganó el oro olímpico para Rusia

En 2011 se casó con la esquiadora Alena Zavarzina y adoptó la ciudadanía rusa, antes de conseguir su primera medalla olímpica.

En 2011 se casó con la esquiadora Alena Zavarzina y adoptó la ciudadanía rusa, antes de conseguir su primera medalla olímpica.
Vic Wild, junto a Alena Zavarzina con la bandera de Rusia. | Cordon Press

Cuando Vic Wild nació en 1986 en White Salmon, en el estado norteamericano de Washington, la Guerra Fría se encaminaba a su final con la caída del Muro de Berlín en 1989. Pertenece a una de las primeras generaciones de estadounidenses que crecieron sin considerar a la URSS el enemigo número uno de su país. 28 años después, ganó el oro para Rusia en el eslalon gigante paralelo de snowboard en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. Su historia, como la de muchos otros, tiene que ver con el amor y, también, con una boda en Siberia y un cambio radical de vida.

Wild comenzó a practicar el snowboard a los 7 años con su hermano y, a los 16, ya había hecho las maletas para formar parte del Springs Winter Sport Club de Steamboats (Colorado). Consolidado como uno de los mejores deportistas americanos de esta disciplina junto a Jason Reiter, durante años estuvo cerca de las medallas en las pruebas de la Copa del Mundo en eslalon paralelo y eslalon gigante paralelo. Era rápido, tenía ambición, pero no contaba con la mejor preparación para encontrarse con un éxito que nunca terminaba de llegar.

Todo cambió en 2009. Esa temporada Wild se fijó en una de las competidoras que acudían a la pruebas femeninas, la rusa Alena Zavarzina que, al contrario de muchas de sus compañeras, hablaba inglés a la perfección. Y su historia de amor se desarrolló entre las pruebas de la Copa del Mundo. La distancia, el hecho de entrenar a miles de kilómetros de Zavarina y la escasez de medios con los que contaba el equipo norteamericano de snowboard dejaron a Wild en una encrucijada: renunciar a su deporte o renunciar a mantener una vida en común con su pareja.

Boda siberiana

El punto de inflexión llegó en 2011. La federación de esquí estadounidense decidió recortar el apoyo al snowboard y los medios para entrenar quedaron reducidos al mínimo. La vida se hizo más complicada para Wild, que tenía que reunir miles de dólares para poder entrenarse y viajar a las pruebas por todo el mundo. Mientras, su novia se ejercitaba con unos espléndidos medios en Rusia, bajo la promesa de Vladimir Putin de un premio de 300.000 euros en caso de ganar una medalla.

Y entonces se planteó un opción que no había imaginado antes. Ese mismo año, se casó Alena Zavarina en la ciudad siberiana de Novosibirisk y solicitó la nacionalidad rusa. Un año más tarde, se entrenaba como un ruso más con el equipo nacional. "En EEUU no tenía nada de dinero. No había manera de tener el mejor equipo y el mejor ambiente de entrenamiento. Me han dado una segunda oportunidad en mi deporte", afirmó Wild en declaraciones a ESPN sobre su decisión de competir para Rusia.

Los resultados no tardaron en llegar. Mientras su excompañero Reiter se afanaba en buscar patrocinadores, los holgados medios de entrenamiento rusos dieron resultados y se hizo con el bronce en el pasado Campeonato del Mundo y la medalla de Oro en una prueba de la Copa del Mundo, a un mes de llegar a Sochi.

El pasado 19 de febrero, Wild logró su primer oro olímpico en el eslalon paralelo gigante, mientras Zavarzina se colgaba el bronce en la prueba femenina. Juntos, marido y mujer posaron ante los medios con sus dos medallas colgadas al cuello y la bandera de Rusia al fondo. El americano que se hizo ruso por amor y todavía apenas es capaz de entender su nuevo idioma, aún conserva algunas viejas costumbres. Pidió una cerveza para celebrar el triunfo. "El vodka no me gusta", asegura.

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