El norirlandés Rory McIlroy, al que parece ser que su ruptura prematrimonial le ha devuelto su frescura en el juego, está cumplimentando esta edición en el Royal Liverpool con una consistencia asombrosa, sin preocuparse de las dificultades que le van apareciendo en el camino. Sigue adelante con una firmeza digna de un gran campeón.
En la jornada denominada del movimiento, para el norirlandés se ha transformado en la de la continuidad. Bien es cierto que no ha podido mantener un nuevo 66 en su tarjeta, pero ha concluido con un 68, lo que le otorga un total de 16 bajo par, poniendo una gran brecha entre él y sus perseguidores de 6 y 7 golpes respectivamente, lo que le otorga una gran ventaja y, casi nos atrevemos a decir, que, salvo debacle en la última ronda, McIlroy tiene mano y media asiendo la célebre Claret Jug.
Y por detrás, sin dejar que el norirlandés celebre ya su victoria, dos hombres que se conocen mucho y a los que les une una gran amistad fuera de los verdes fairways: el estadounidense Rickie Fowler, con 10 bajo par, y nuestro único pero a la vez gran competidor, cuando la cabeza le funciona, Sergio García que sigue ubicado en los puestos altos de la clasificación, con 9 bajo par.
Debemos analizar también un dato altamente significativo, la diferencia entre McIlroy y Sergio, al menos en este Open, está cimentada en el aprovechamiento de los pares 5 del exigente recorrido. Mientras McIlroy ha aprovechado los mismos, obteniendo un total de 11 golpes sobre el campo, el castellonense solo ha obtenido un fruto de 5 golpes al campo, es decir, seis golpes de diferencia, sobre un total de 7 que refleja actualmente el leaderboard.
Por otro lado, gran actuación del veterano y ganador en la edición de 2011, Darren Clarke. Absolutamente perdido en lo que va de temporada en las zonas medias de la clasificación de los torneos, parece que reverdece y resurge cual ave fénix cuando llega a tierras británicas y recupera, al menos por momentos, el juego del que siempre hizo gala. Una tarjeta de 67 golpes en el día de hoy le han llevado a rozar el top ten, situándose en duodécima plaza con un acumulado de 5 bajo par.
Lamentable actuación de Phil Mickelson en lo que va de Open, con un juego totalmente errático, sin chispa, y perdido en las inmensidades de la clasificación. Mientras, la reaparición de Tiger, con una brillante primera ronda solo fue un espejismo, pues su falta de rodaje le ha impedido estar en los puestos que debe ocupar un gran campeón como él, pero las fuerzas no acompañan y consecuentemente la cabeza tampoco, absolutamente hundido en la clasificación con 3 sobre par.
La emoción de la última ronda está en plena ebullición, donde se despejará definitiva la incógnita del nuevo campeón del British.