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Ilhan Mansiz, del Mundial de fútbol a estrella del patinaje

Su vida como futbolista -llegando a jugar un Mundial- se truncó por una lesión. Años más tarde, era una estrella del patinaje artístico.

Su vida como futbolista -llegando a jugar un Mundial- se truncó por una lesión. Años más tarde, era una estrella del patinaje artístico.
Imagen de archivo de Ilhan Mansiz.

Hay deportistas que, debido a sus inmensas capacidades atléticas, podrían haber triunfado en aquella modalidad que se hubieran propuesta. En España, por ejemplo, siempre se ha hablado así de figuras Rafa Nadal o el recientemente malogrado Yago Lamela.

Otros llevaron la teoría a la práctica, con mayor o menor éxito. Encontramos los ejemplos de la bella Lolo Jones, campeona del mundo en atletismo y en bobsleigh; Edward Eagan, único deportista que ha ganado el oro en los Juegos Olímpicos de Invierno (bobsleigh) y de Verano (boxeo); o cómo no el del mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos Michael Jordan, quien hizo sus pinitos profesionales en el béisbol.

Pero quizá el cambio más extraño de todos, por las diferencias entre ambos deportes, es el del turco Ilhan Mansiz: de héroe en un Mundial de fútbol, a héroe en el patinaje artístico internacional.

Ídolo en el Mundial de 2002

Ilhan Mansiz fue todo un héroe futbolístico en Turquía. Formado en el Samsunspor, fue en el Besiktas donde más brilló el delantero. Aunque sus mejores páginas las escribió con la selección otomana. Y es que Mansiz formó parte, y parte importante, de aquella selección de Turquía que enamoró a todos en el Mundial de Japón y Corea de 2002, aquella que llegaría a semifinales y sólo sucumbiría ante la a la postre campeona Brasil.

Ahí anotaría el que sin duda sería el gol más importante de su carrera, y quizá de su selección. En el encuentro de cuartos de final ante Senegal, Mansiz entró al terreno de juego en el minuto 67 sustituyendo al delantero titular Hakan Sukir. Y en el cuarto minuto de la prórroga logaría el gol de oro que mandaría a Turquía a las semifinales del Mundial. Algo con lo que seguramente ningún otomano se hubiera atrevido a soñar unas semanas antes.

Además, en el partido por la tercera plaza, en el que Turquía se terminaría imponiendo por 3-2 a la anfitriona Corea del Sur, Mansiz, ahora sí titular, lograría dos tantos, además de asistir a su compañero Sukur para conseguir el gol más rápido en la historia de los mundiales.

Aunque quizá lo que más se recuerde del delantero otomano en aquel mundial fue el espectacular regate que le realizó al brasileño Roberto Carlos, durante la disputa de las semifinales.

Un accidente acaba con su carrera de futbolista

A pesar de aquel gran campeonato, la carrera de Mansih no terminó de explotar. Continuó unos años más brillando en el Besiktas; probó –y cobró- en la liga japonesa, para firmar posteriormente un breve contrato por el Hertha de Berlin. En 2005 regresó a Turquía, y en 2007, con 31 años, sufrió un accidente de coche que le obligaría a retirarse del fútbol prematuramente.

Tras diversas operaciones, muchos meses de recuperación, y varios intentos frustrados de alargar su carrera como futbolista, Ilhan Mansih colgó las botas definitivamente en 2008. Poco podía imaginar que sólo unos meses más tarde su vida volvería a sufrir un brusco cambio.

Un concurso, una chica...y un cambio de vida

Ese se produjo cuando recibió una oferta para participar en el espectáculo de televisión Buzda Dans, Turkey’s Dancing on Ice. Al principio mostró sus reticencias debido a las molestias que aún sufría en su rodilla, pero terminó aceptando la proposición. En pocas semanas ya era el favorito de todo el país, y anunciaba una relación amorosa con su pareja de baile, Olga Bestandigova.

Ganaron el concurso, y decidieron dedicarse a ello por completo. Para Olga, quien había formado parte del equipo olímpico de Turquía en los Juegos de Invierno de 2002, era regresar a lo que mejor sabía hacer; pero para Ilhan era meterse de lleno en un deporte que, sólo unos meses atrás, desconocía por completo.

"Fue Olga, durante el programa, quien vio mi potencial. Yo siempre quise empezar una segunda carrera como deportista, después de tener que abandonar el fútbol antes de tiempo, pero nunca se me pasó por la cabeza que sería en el patinaje artístico". Decidieron marcharse a entrenar a Estados Unidos, y la pareja no dejó de crecer. Tanto, que se marcaron como meta llegar a competir en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014.

En 2013 realizaron su debut internacional en el Nebelhonr Trophy. Pero el sabor fue agridulce. Hicieron historia, al convertirse en la primera pareja turca que participaba en el campeonato; pero su posición final, en el número 19, les dejó sin billete para Sochi.

Se alejaba así, al menos de momento, el sueño olímpico. Porque Mansih y Bestandigova continúan compitiendo, con la mente puesta ahora en el Europeo de 2015, que de disputará en Suecia.

"Sabemos que será muy complicado, pero formar parte de un campeonato así significaría mucho más que una victoria. Es también el reflejo y la muestra para la gente de que si trabajas duro, siempre puedes terminar alcanzando tus sueños, sin importar cuáles son ni a qué edad te los propones".

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