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La historia del Rally Dakar: "un desafío para los que parten, un sueño para los que se quedan"

En diciembre de 1978 nació la carrera más dura y famosa del mundo, fruto de la cruel experiencia de Thierry Sabine en el desierto.

En diciembre de 1978 nació la carrera más dura y famosa del mundo, fruto de la cruel experiencia de Thierry Sabine en el desierto.
Thierry Sabine (d), el padre del Rally París-Dakar. | Cordon Press

Muchos de los grandes inventos de la humanidad se deben al azar, la casualidad o el error. Es el caso de los rayos X, el microondas o incluso el viagra. Y también fruto de una equivocación nació, hace ya casi cuatro décadas, la carrera más dura y exigente del mundo: el Rally París-Dakar.

Todo comenzó en enero de 1977, cuando un intrépido motorista francés, llamado Thierry Sabine, afrontaba su tercera participación en el Rally Costa de Marfil-Costa Azul.

A lomos de su Yamaha XT 500, el joven piloto galo, nacido en junio de 1949 en una ciudad del área metropolitana de París llamada Neuilly-sur-Seine, marchaba cuarto en la clasificación general de la prueba tras la disputa de la tercera etapa. La cuarta especial discurría entre Dirku y Madama, en Níger. Para ello debía atravesar el mítico desierto del Teneré. Pero Sabine equivocó la ruta y se desvió hacia el este, adentrándose en una zona arenosa con pequeñas montañas. Estuvo solo, perdido. Durante dos días.

"Me doy cuenta de que mi situación es incómoda, difícil. Dos días después me quedé sin brújula y reloj, que se estropearon en una caída mientras trataba de hallar la ruta perdida", contó años después Thierry Sabine en su autobiografía.

Los parajes del Teneré, tan bellos como crueles. | Cordon Press

"Llevaba dos días y dos noches perdido en el desierto, bajo un sol abrasador que empezaba a hacerme perder la razón. La total ausencia de sombra es una sensación opresora, que engendra un sentimiento parecido al de la claustrofobia. Entonces decido alejarme de mi moto. En calcetines y succionando las piedras para provocarme saliva, comprendo que mi vida vale cada vez menos. Prometo entonces que si salgo con vida de esta experiencia, barreré cuanto de superficial contenga mi existencia", fue el estremecedor relato del piloto.

Y sí, Thierry salvó la vida. La organización del rally había emprendido una búsqueda en cuanto advirtió su ausencia. Por fin, tras muchas horas de peinar la zona, Sabine fue encontrado vivo. Estaba inconsciente sobre la arena del desierto, ayudado por una cruz con piedras que el propio piloto había armado. Fue hallado por el avión de Jean-Michel Siné. "El desierto me marcó profundamente. Siento unos deseos insuperables de volver. Pero jamás lo haré solo", contó Sabine.

Bajo la mirada de la Torre Eiffel


Efectivamente, Thierry Sabine volvió al desierto. Y no lo hizo solo. Tras contar su experiencia a otros aventureros, regresó a África rodeado de más entusiastas del motor. Así, el 26 de diciembre de 1978, un total de 182 vehículos se dan cita en la Plaza del Trocadero de París, bajo la atenta mirada de la Torre Eiffel, para dar el pistoletazo de salida a una aventura de 10.000 kilómetros por terreno desconocido hasta Dakar, la capital de Senegal. Bajo el lema "Un desafío para los que parten, un sueño para los que se quedan", había nacido el Rally París-Dakar.

De todos estos locos, sólo 74 llegaron a la capital senegalesa el 14 de enero de 1979 y fue el francés Cyril Neveu, en una moto como con la que Thierry se había perdido en el Teneré, quien inscribió su nombre por primera vez en la historia del rally más exigente como vencedor en motos, mientras que el triunfo en la categoría de coches fue para su compatriota Alain Genestier con un Range Rover. El mundo entero observaba con asombro las hazañas de todos estos temerarios pilotos.


La trágica muerte de Thierry Sabine

Y entre esos aventureros, cómo no, estaba Thierry Sabine. Pero no serían demasiadas las ediciones que podría organizar el motorista francés: el 14 de enero de 1986, un helicóptero de la organización donde viajaba Sabine se estrelló contra una duna de 30 metros de altura, tras verse envuelto en una tormenta de arena, en pleno desierto de Mali. Los cinco ocupantes del aparato murieron en el acto: además de Sabine, también viajaban a bordo el cantante Daniel Balavoine, la periodista Nathalie Odent, el piloto suizo Francois-Xavier Bagnoud y el técnico de televisión Jean-Paul Le Fur, de la RTL.

Las cenizas de Sabine fueron esparcidas por el Teneré, donde un árbol con una placa conmemorativa en su base recordará por siempre la figura del padre del Dakar, que, crueldad del destino, acabaría siendo devorado por su propia criatura.

Así quedó el helicóptero en el que falleció Thierry Sabine el 14 de enero de 1986.

Su padre recoge el testigo


Desde aquella fatídica edición de 1986 -el año que más muertes contempló el raid con un total de siete fallecidos-, la organización pasó a llevarla su padre Gilbert, que a sus 64 años se hizo cargo del París-Dakar con la ayuda de Patrick Verdoy y René Metge. El padre de Thierry Sabine perpetuó el legado de su hijo, pero también se atrevió a innovar en el trazado -salida desde Barcelona y descubrimiento de Libia en 1989 o el recorrido París-El Cabo en 1992- y en la reglamentación -llegada del GPS en 1992-.

En manos de ASO desde hace dos décadas

En total, la familia Sabine gestionó durante tres lustros la organización del Rally Dakar, hasta que ésta pasó a manos del gigante Amaury Sports Organization (ASO) en 1994. Tras el Tour de Francia, la París-Roubaix, el Maratón de París o el Abierto de Francia de golf, entre otros grandes eventos deportivos, el grupo Amaury -dueño de los periódicos L'Équipe y Le Parisien- también se hacía con el raid más duro del mundo.

Con la entrada en escena de ASO, el Dakar cambió en parte su filosofía: ya no primaba tanto el espíritu deportivo y se tenían más en consideración los intereses publicitarios.

Numerosos cambios en el recorrido


Lo cierto es que el recorrido también ha cambiado bastante a lo largo de todos estos años. La carrera fue fiel a la ruta original hasta 1993, siendo la ciudad de París el inicio en Europa y el Lago Rosa -a unos 35 kilómetros al noreste de Dakar- el final en África. Sin embargo, para la edición de 1994 se decidió regresar a tierras francesas una vez que la caravana alcanzara Senegal. ASO pensó en París como punto final de la decimosexta edición del rally, pero la prueba acabó finalmente en Eurodisney tras una serie de problemas con el entonces alcalde de la capital francesa, Jacques Chirac.


Desde entonces, el lugar de inicio de la carrera ha ido cambiando entre distintas ciudades de España (Barcelona y Granada) y Portugal. La ruta en el continente africano también ha sido modificada en multitud de ocasiones por problemas políticos y sobre todo de seguridad, debido a atentados terroristas o a guerras civiles.

Y después de muchos años de tensiones, la cuerda terminó por romperse en 2008. El 4 de enero, a un día del inicio de la prueba en Lisboa, los organizadores anunciaron la suspensión de la competición a causa de las amenazas terroristas de Al Qaeda sobre Mauritania, que iba a ser escenario de ocho etapas en aquella edición de 2008.

"Tras las amenazas directas contra la carrera, no puede se pensar en otra solución razonable que la anulación de la prueba deportiva", indicaron desde ASO en un comunicado. "La anulación de la edición de 2008 no cuestiona el futuro del Dakar", apuntaron los organizadores, añadiendo que el rally "es un símbolo y nadie puede destruir los símbolos".


Traslado a Sudamérica


Así, después de que el Dakar fuera suspendido por primera vez después de treinta años de historia, la solución de la organización fue trasladar la prueba a otro escenario que no planteara esos problemas de inseguridad y, a su vez, mantuviera la dureza del desierto para los corredores.

La carrera mudaba a Sudamérica. Concretamente, a Argentina y a Chile, comenzando y terminando la carrera en Buenos Aires, u atravesando la caravana terrenos tan diversos como la Pampa, la Patagonia, el desierto de Atacama o el bello a la par que infernal Salar de Uyuni.

La caravana a su paso por el Salar de Uyuni (Bolivia), en enero de 2015. | Cordon Press

La prueba se extendió a Perú en la edición de 2012 y ASO no descarta la posibilidad de ampliar el rally a otros países sudamericanos en un futuro no muy lejano.

Hace ya años que la carrera no se disputa en continente africano, pero la esencia y el espíritu aventurero se mantienen. Como el propio Thierry Sabine afirmaba al relatar su drama en el Teneré, el Rally Dakar es todo "un desafío para los que parten" y "un sueño para los que se quedan".

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