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Uno de los fraudes más recordados

Stella Walsh, la campeona olímpica que resultó ser un hombre

Después de morir en un atraco, el informe del forense desveló que poseía órganos sexuales masculinos que nunca confesó.

Después de morir en un atraco, el informe del forense desveló que poseía órganos sexuales masculinos que nunca confesó.
Stella Walsh, en una foto de archivo. | Wikipedia

A Stella Walsh la muerte le sobrevino por sorpresa el 4 de diciembre de 1980 cuando hacía la compra en un supermercado de Cleveland. Inesperadamente, los ladrones entraron en el establecimiento y cuando las cosas se complicaron, quedó en medio de un tiroteo que acabó con la vida de una de las atletas más reconocidas en las primeras décadas del siglo XX. En su autopsia, el forense detectó su secreto mejor guardado: tenía órganos genitales masculinos y una mezcla de cromosomas que le habían hecho perder su identidad sexual.

El escándalo no tardó en estallar, en medio de rumores y especulaciones que obligaron al Comité Olímpico Internacional (COI) a afirmar que no le retiraría ninguna de sus medallas porque en la época en la que compitió no existían pruebas fiables para comprobar el género de los deportistas. Sin embargo, nadie pudo evitar que su nombre quedase manchado para siempre como una atleta que no compitió en la mismas condiciones que las demás.

Stella Walsh no siempre se llamó así. Nació como Stanislawa Walasiewicz en Poznan (Polonia), donde no tardó en despuntar como una de las velocistas con más futuro de Europa. A los 21 años, su enorme proyección se confirmó en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932, donde consiguió la medalla de oro en los 100 metros lisos. Como reina de la velocidad, también fue la primera mujer en superar la barrera de los 6,02 metros en el salto de longitud y rompió el récord de los 200 metros lisos en 1935. Su gesto rudo y su enorme potencia la habían convertido en una de las deportistas más valoradas.

Tuvo que conformarse con la medalla de plata en Berlín 1936, cuando su país comenzaba a sentir la presión de la Alemania nazi. Su última actuación antes de II Guerra Mundial le volvió a coronar como la reina de la velocidad europea en los Campeonatos de Europa celebrados en parís en 1938. El horror de la batalla le obligó a emigrar y puso rumbo con sus padres a Estados Unidos, donde después de conseguir la nacionalidad en 1947 pudo poner el broche a su carrera ganando el título estadounidense de pentatlón 1954 con 44 años.

Aunque nunca dejó de reivindicar su origen polaco, en Estados Unidos adoptó el nombre de Stella Walsh y sus hazañas deportivas se recordaron durante años. Se dedicó a entrenar a jóvenes atletas tras su retirada y fue una de las personas más reconocidas de la comunidad polaca del país. Respetada y admirada, fracasó en su matrimonio con el boxeador Neil Olson, y se asentó en Cleveland como una de las personas más admiradas de la ciudad con un historial 20 récords mundiales y 41 títulos entre pruebas de velocidad, salto de longitud, lanzamiento de disco y pentatlón.

"Stella Walsh vivió y murió como mujer social, cultural y legalmente, hasta los 69 años", fue una de las conclusiones del forense en su informe. Nunca se supo con certeza si poseer una mezcla de cromosomas femeninos y masculinos le otorgó alguna ventaja cierta a la hora de competir, pero su nombre ha quedado escrito en los libros de historia por constituir uno de los fraudes más sonados de la historia del deporte.

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