El Maratón de Nairobi se ha visto envuelto en la polémica tras la descalificación del segundo clasificado, Julius Njogu, al descubrirse que sólo había corrido el último kilómetro de la prueba con el objetivo de llevarse un premio en metálico.
Njogu llegó a la meta esprintando y adelantando a pocos metros de la meta a Shadrack Kiptoo. Por delante de ellos ya se había coronado como ganador Joshua Kipkorir, con un tiempo de 2h13:25. Nada más cruzar la meta, varios comisarios de la prueba se abalanzaron sobre Njogu para preguntarle de dónde había salido.
Y el corredor, visiblemente indignado, se defendió mostrando un sudor que era falso, pues en realidad se trataba de agua mineral que se había echado por encima unos minutos antes.
Njogu se había metido en la carrera a la puertas del estadio, a falta de un kilómetro, tras saltar desde unos matorrales. "Ni un rastro de esfuerzo, no olía a sudor", comentaron algunos corredores. Asombrado, Njogu vio cómo los jueces le rodearon para pedirle explicaciones. Él mantuvo su versión. Incluso se quitó las zapatillas para mostrar las ampollas en sus pies como prueba de que había corrido los 42,195 kilómetros. Todo mentira. "Fui segundo. No hice trampa. He entrenado para este maratón y estoy decepcionado", dijo Njogu.
"He seguido al líder de la carrera de principio a fin, y no le vi en ningún momento", dijo Ibrahim Hussein, director de carrera y exganador en dos ocasiones del maratón de Boston y una vez del de Nueva York, sobre Njogu. "Estoy muy decepcionado de que uno puede hacer una trampa así en estos tiempos", añadió.
De no haber sido desenmascarado, Njogu habría obtenido un premio de 6.500 dólares (unos 5.900 euros). Pero además de quedarse sin el dinero, el corredor también acabó entre rejas, pues la Policía intervino en la carrera y finalmente se lo llevó detenido acusado de fraude.