Bruno Hortelano (Wollongong, Australia, 18 de septiembre de 1991) ha supuesto la gran e inesperada revolución a la velocidad española, una especialidad donde el atletismo español nunca había destacado anteriormente a nivel internacional. Tras un 2016 glorioso para él, en el que se proclamó campeón continental en los 200 metros lisos en Ámsterdam, y batió el récord nacional tanto en 100 como en 200, el atleta del Club Playas de Castellón se ha convertido en una de las grandes realidades del deporte patrio.
Antes de que todo eso ocurriera, el gran dominador de la velocidad española en la última década, Ángel David Rodríguez, ya había advertido del potencial de Hortelano en una entrevista con Libertad Digital. El `Pájaro´ lo tenía claro: "le digo que descanse y se cuide porque me va a borrar de los libros". Apenas unas semanas más tarde, Hortelano ya era campeón europeo, doble plusmarquista español, y semifinalista olímpico, con el regusto amargo de que la medalla de bronce del galo Christophe Lemaitre en los 200 de Río de Janeiro se logró con 20.12 segundos, la misma marca que el español había hecho en su primera ronda clasificatoria cuando batió el récord nacional. No pudo meterse en la final, pero de haberlo hecho, sin duda la medalla olímpica habría estado a tiro, vistos los registros establecidos en la carrera por las preseas.
A sus 24 años, la de Hortelano es, sin duda, una carrera enormemente prometedora, tanto sobre el tartán como fuera de él. Nacido en Australia y criado en Canadá por mor del trabajo de sus padres, fue posteriormente formado competitivamente en la potente universidad estadounidense de Cornell, en el Estado de Nueva York, donde además de como atleta ha demostrado ser un auténtico prodigio en las aulas. Ingeniero biológico, su siguiente reto académico es llevar a cabo un postgrado en medicina, con el objetivo de aplicarlo a la rama de oncología. Un `animal competitivo´, pura escuela estadounidense en cuanto a mentalidad, de esos elegidos que siempre rinden a su mejor nivel a la hora de la verdad, que además puede presumir de ser, fuera de las pistas, un ser humano completísimo.
El plusmarquista nacional de 100 y 200, además, se ganó el corazón de buena parte de la afición española por la forma en que conoció su título continental en Holanda, tras la descalificación del local Churandy Martina.