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La montaña, una vez más, marca el recorrido de la Vuelta a España

Sierra Nevada, Angliru, Los Machucos... y una crono llana para una Vuelta de altura.

Sierra Nevada, Angliru, Los Machucos... y una crono llana para una Vuelta de altura.
Valverde en otra edición de la Vuelta. | EFE

Este jueves se presentó en Madrid el recorrido de la Vuelta 2017. Saldrá, por tercera vez, desde fuera de España. Pasará por Andorra y 10 comunidades. 9 finales en alto, otras etapas trampa y una crono de 42 km.

Un año más, la Vuelta a España vuelve a optar por un modelo de altura. Obviamente, hablamos de la cantidad de finales en alto que va a tener la ronda española: 9. A los que hay que añadir días trampa. Cada una de las tres semanas de carrera tendrá tres llegadas hacia arriba, además de días de nervios.

Será una Vuelta, como viene ocurriendo en este Siglo XXI, para estar atento desde el primer día, desde esa crono por equipos en Nimes. Una salida desde la ciudad francesa más española, desde su museo romano y cruzando la Plaza de Toros. Toda una oda a una tradición muy española. La segunda etapa, made in Tour, acabará en la zona de Narbonne. Será una de las pocas etapas idóneas para los sprinters, una especie casi vetada por la organización por las pocas oportunidades de las que gozarán. Tras esta primera etapa en línea de nervios y posibles abanicos, la carretera llevará a los ciclistas a Andorra. Tercera etapa y ya estamos en los Pirineos. ¿Hay o no hay que llegar fuerte a la salida? No acabará en alto, pero tiene dos puertos de Primera y uno de segunda, este último coronado a 7 de la meta en Andorra La Vella.

Y ya entramos en España, visitando la primera de las 10 regiones por las que discurrirá esta año. Acabará, previsiblemente, en Tarragona; antes del primer final en alto, en la Ermita de Santa Lucía, en Alcossebre. Al día siguiente, nueva oportunidad para velocistas, que van deshojando la margarita, en Sagunto. Y de la costa al interior, con la meta en Cuenca, con una subida por el empedrado y bajada rápida. No es día para favoritos, pero cuidado, que los avisos ya se van acumulando.

Poco a poco se iba presentando este recorrido, amenizando el acto con las intervenciones de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, encantada de hablar de bicicletas. Tras ella, el teniente de alcalde de Nîmes, Jack Proust, que finalizó su intervención con un "Hala Madrid, y nada más".

Y a la octava etapa, primer final serio de etapa, en Xorret del Catí, cima conquistada por primera vez por el Chava Jiménez. De rampas infernales, fue esa primera ascensión con porcentajes casi inhumanos. Y al día siguiente, otra llegada en alto, esta vez en Cumbres del Sol, lugar en el que ganó Tom Dumoulin por delante de Chris Froome, demostrando su intención de pelear por la Vuelta de 2015, algo que perdió en la última jornada. Intención, la lucha hasta el última día, que pretende la organización de la carrera.

Con tres finales en alto, una crono por equipos y un día trampa acaba el primer tercio. De la Comunidad Valenciana, la carrera salta a Murcia, casa de Alejandro Valverde, ausente en la propia presentación por un golpe con la valla de su urbanización al entrenar. Y lo hace con dos homenajes. Saliendo de Caravaca, que celebra su año jubilar, y con meta en Alhama, donde está la fábrica de El Pozo, patrocinador de la carrera. Cuidado también con la subida y, sobre todo, la bajada al Collado Bermejo. Peligrosa y de piso rugoso.

La undécima etapa, de Lorca a una de las grandes subidas de esta Vuelta. Andalucía va a tener un protagonismo especial en la edición de este año. Y si no, atentos a lo que se viene. Primero con final en Calar Alto, Almería, a 2.200 metros; al día siguiente a Antequera, con terreno quebrado, idóneo para escapadas y aventureros sin interés en la general; y la que puede ser la última oportunidad para los pocos sprinters que vengan a la carrera, prácticamente llana con meta en Tomares.

Numerosos traslados

Sin embargo, aunque la carrera transcurre casi en este segundo tercio por toda Andalucía, el enfado en los ciclistas en cuanto a traslados puede significar un agravio para la carrera y su principal punto negativo a destacar. Pocos días la etapa sale cerca del mismo lugar en el que finalizó la jornada anterior.

Pero sigamos con el recorrido. 14ª y 15ª etapa marcarán, de manera clara, la general. Primero con el final en La Pandera; pero sobre todo, con la llegada a Sierra Nevada, a 2.500 metros, donde ya falta el aire, con la subida a Hazallanas, donde Horner comenzó a cimentar su Vuelta de 2013, y a Monachil (en cuya bajada Valverde perdió otra Vuelta), anterior al gran coloso andaluz. Pero sobre todo, con una novedad: tiene sólo 127 kilómetros, con cabida para tres subidas. Es decir, no parece que haya equipo alguno capaz de poder controlar la carrera en todo un sube-y-baja donde la organización quiere conseguir algo similar a lo que ocurrió en la pasada edición con la etapa de Formigal. Descontrol y ataques casi de salida.

Así llega el primer gran traslado, en jornada de descanso, rumbo al norte. Como si del Trono de Hierro de Juegos de Tronos se tratara, el norte tiene una especial relevancia. Y eso viene marcado por una gran crono, la única individual, entre el Circuito de Navarra y Logroño, 42 kilómetros, más larga que la del pasado año, de 37. Y mucho cuidado que más de uno pagará los dos finales en alto y el contraste del día de descanso.

El Angliru y los Machucos

Las últimas 5 etapas están diseñadas para que haya emoción hasta el último instante. Tras la crono, la gran subida inédita, Los Machucos. El vídeo de introducción de la presentación dejó el momento más divertido: Fernando Escartín, Pedro Delgado y Óscar Freire (como dijo Escartín, un sprinter tirando de un grupo de jubilados), subiendo este puerto cántabro, en cuya cima esperaba Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria.

Un vídeo que mostró la dureza de sus rampas, 26% en algunos tramos, y con una carretera pestosa, rugosa, y en tramos que recuerdan a la Bola del Mundo.

Al día siguiente, llegada a Santo Toribio de Liébana, otro final en alto en otro homenaje jubilar; al que seguirá una etapa en Gijón, último día para aventureros. Porque "El Infierno", como reza un cartel a la entrada, ya espera. Se trata de la gran cima que nos ha dejado algunas de las mejores jornadas de montaña, el Angliru, el coloso asturiano, donde han ganado grandes escaladores: el Chava, Simoni, Contador, Heras, Cobo o la sorpresa de Elissonde, el último año que se subió, en el 2013.

Sin el día de Sierra Nevada son sólo 127 kilómetros, la del Angliru no llega a 120, y con tres puertos previos, incluidos La Cobertoria y el Cordal. Vamos, que los valientes tipo Chaves, Aru, Nibali o el propio Contador (sólo los dos primeros parecen asegurar su participación) se están frotando las manos viendo la que pueden liar. Todo un zafarrancho de batalla de salida, en un descontrol donde alguno se puede filtrar buscando, puede que no ganar, pero sí subir al podio o provocar tal catarsis que las 19 etapas anteriores no valgan para absolutamente nada.

En su cima, todo decidido. Como dijo el director de la Vuelta, Javier Guillén, en El Primer Palo: "El Angliru será juez de la carrera". Al menos, así lo intentarán. El ganador, el sucesor de un Quintana que no parece que vaya a tratar de retener el maillot rojo, saldrá de Asturias rumbo al tradicional paseo por Madrid.

En total, esta Vuelta nos deja 9 etapas con final en alto, en bloques de tres en tres. Si ya la salida, en Francia, en Nîmes, es novedad (tercera vez que la Vuelta empieza fuera de nuestras fronteras), también lo son hasta 14 localidades que son salidas inéditas, más ocho llegadas también desconocidas. Una Vuelta que sigue insistiendo en su imagen, que cruza de norte a sur en busca de un conquistador. Una Vuelta que mantiene su idea.

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