Hace tres años, Peugeot sorprendió a los aficionados con un coupé de agresiva línea que prometía experiencias deportivas en línea con la tradición de los modelos más prestacionales de la marca francesa. El RCZ se convirtió de inmediato en un modelo a la altura de los deportivos más carismáticos.
Ahora, tres años, después, la marca francesa ha decidido actualizar su imagen con una serie de retoques estéticos que no hacen sino acentuar su imagen felina. El frontal recibe un nuevo paragolpes, con una parrilla que incorpora luces diurnas LED. Los faros se han rediseñado y también estrena espectaculares llantas. Además, estrena nueva gama de colores y posibilidad de decorarlo con diferentes adhesivos para poder personalizarlo al máximo.
Dentro, pocos cambios, pues la amplitud -escasa en unas plazas traseras sólo utilizables por niños- no varía. En las plazas delanteras sí hay mucho espacio, lo que confirma que es un modelo pensado para dos. La calidad de acabado y los materiales utilizados están a gran altura.
Pero la mayor altura la roza el RCZ cuando hablamos de aspectos dinámicos. La deportividad que se ve en su diseño se transmite en marcha. Cuenta con un chasis excelente y unas suspensiones que le confieren un comportamiento magnífico. Su dirección muy directa, sus frenos potentes y el tacto del cambio, rápido y preciso. Además, cuenta con un alerón trasero móvil que emerge para contrarrestar las cargas ascensionales.
En cuanto a los motores, cuenta con tres propulsores: dos gasolina de 156 y 200 caballos y un diésel de 163 caballos de potencia. Todos ellos ofrecen prestaciones magníficas y unos consumos muy razonables.
Aquí tienes más información sobre el nuevo Peugeot RCZ.