Menú

Nadal da al tenis español su primer título en el Abierto de Australia

Nueva hazaña de Rafa Nadal, que ha cerrado una de las pocas conquistas que se le resistían al tenis español al ganar a Roger Federer en la final del Abierto de Australia, por 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2 en cuatro horas y 23 minutos. El suizo rompía a llorar tras la derrota.

Nueva hazaña de Rafa Nadal, que ha cerrado una de las pocas conquistas que se le resistían al tenis español al ganar a Roger Federer en la final del Abierto de Australia, por 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2 en cuatro horas y 23 minutos. El suizo rompía a llorar tras la derrota.

L D (EFE) Cuarenta y un años después de que un español luchase por primera vez por ganar el Abierto de Australia, y doce desde que el último de ellos tuvo esa opción, Nadal ha sacado la espina que el tenis nacional tenía clavada en Australia. El mallorquín se ha hecho con su sexto título del Grand Slam en Melbourne tras destrozar a Roger Federer. El número dos del mundo no ha podido reprimir las lágrimas tras comprobar cómo se quedaba a las puertas de igualar la marca de 14 títulos de Grand Slam conseguida por Pete Sampras. Ni siquiera ha sido capaz de articular palabra en la entrega de trofeos. En un segundo intento en el que también ha tenido que detenerse porque su garganta no le daba aliento, ha felicitado a su verdugo: "Rafa tú lo mereciste, fantástica final, y gran temporada el pasado año".

Rafa le ha abrazado y luego le ha dedicado lo mejor de su discurso. "Lo siento", le ha dicho. "Sé realmente lo que siente y lo duro que es, pero tú eres el mejor de la historia y seguro que igualarás los 14 de Sampras. Me encanta jugar contra ti y te deseo lo mejor para el resto de la temporada. Recibir el trofeo de manos de Rod Laver es un sueño para mí", ha expresado el español.

Nadal ha ganado como auténtico número uno del mundo que es, sufriendo en la pista, sobreponiéndose al dolor y dosificando sus energías después de la épica batalla que libró contra su compatriota Fernando Verdasco en semifinales. En esa ronda sufrió durante cinco horas y 14 minutos, en el partido más largo en la historia de este Abierto. Ha tenido después la fortaleza mental y física para vencer al suizo al límite de sus fuerzas con una sangre fría espectacular. En dos partidos, con día y medio de descanso, ha sumado mas de nueve horas y media de lucha. Esa es su gloria.

El español, que ya evitó que Federer rompiera el récord de Bjorn Borg de cinco títulos de Wimbledon ganados consecutivamente en el último duelo en el All England Club el año pasado, en el considerado mejor partido de la historia y el más largo de los anales allí, ha hecho naufragar de nuevo a Federer, que tenía a su ídolo, Rod Laver, sentado en el palco esperando su victoria. Esta vez no fue una derecha de Federer a la red la que le dio el triunfo como en Londres, sino una larga al fondo, a la tercera bola de partido, tras la que Nadal se tumbó de espaldas en la pista azul de la Rod Laver Arena tras vencer al tricampeón de este torneo.

Ahí conseguía ese anhelado triunfo, y todo esto jugando en pista dura, donde a Nadal le faltaba un grande para ser todavía más número uno, un puesto que asegura más ahora con casi 3.000 puntos, convirtiéndose en el primer zurdo que triunfa aquí desde el checo Pter Korda en 1998. La barrera que no traspasaron Juan Gisbert (1968), Andrés Gimeno (1969), y Carlos Moyá (1997) en el cuadro masculino, ni Arantxa Sánchez (1994-95) y Conchita Martínez (1998) en el femenino se la ha salatado Nadal para acabar con esa maldición en Australia.

Gimeno, que ha participado en el homenaje a Rod Laver, ha sido uno de los primeros en acercarse y felicitar al campeón. "Muchas gracias, me has hecho sentir orgulloso, pero qué mal lo he pasado, hijo", le ha dicho. Luego, Laver y John Newcombe han estrechado la mano vencedora, y ha sido la leyenda viviente, Laver, el único hombre que ha sido capaz de reunir dos veces el Grand Slam, quien ha entregado la copa al campeón.

Un partido que sólo se rompió en el quinto set

El zurdo mallorquín se ha superado a sí mismo para lograr su título número 32, el primero del año y cambiar de registro. Ahora, con la experiencia de sus cuatro triunfos de Roland Garros y uno de Wimbledon, su mentalidad puede encaminarse a otra conquista, la del verdadero Grand Slam, si es capaz de vencer en Flushing Meadows donde el año pasado fue semifinalista. El público de la central, los 15.000 espectadores que llenaron este recinto, han bramado con el triunfo de Rafa.

Hubo en las gradas pancartas de todo tipo. Unas pidiendo matrimonio al de Manacor, en español y en inglés, y otra suplicándole la victoria para festejar un cumpleaños: "Hazlo por mí Rafa, es mi cumple", decía. Y Rafa ha cumplido ese deseo aunque con excesivo trabajo, pero con una entrega encomiable. Así, ganó el primer set en 59 minutos, después de ir perdiendo 4-2, rompiendo a su rival en el undécimo y cerrando con un genial punto desde el fondo. En el segundo tuvo opciones, cuando tras robar el saque se colocó con 3-2 y servicio y 30-30, pero Federer, en una gran reacción, ganó cuatro juegos seguidos que hicieron mella en Nadal.

En el tercero el español siguió a remolque, remando ante un Federer lanzado. Pero fue capaz de levantar un 0-40 en el noveno y otros tres puntos de rotura en el undécimo. En esas seis defensas se afianzó Rafa para disponer de un punto de set a favor en el duodécimo que se le escapó por poco. No obstante, en el desempate, el español mantuvo la cabeza fría para ganarlo y resistir adelante. Federer se puso por delante en el cuarto con 2-0, pero Nadal quebró a continuación sin importarle demasiado. Luego en el sexto, tras haber dispuesto de cinco oportunidades para romper, cedió su saque (4-2) y la cuarta manga. Cualquiera se hubiera hundido, pero no Nadal.

Después de tres horas y 49 minutos de lucha extenuante, con ambos entregados, sin bajar la guardia, Nadal fue un coloso en el quinto parcial, el que decide al auténtico campeón. Pocos jugadores hubieran resistido tanta presión, más después de su desgaste en semifinales. Pero el de Manacor quebró en el cuarto juego (3-1) y ahí vio el triunfo cerca. Fue a la tercera bola de partido cuando Federer comprobaba en sus carnes que una vez más no podía con el fenómeno español. De ahí su llanto.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios