Sólo las genialidades de Kobe Bryant generaron la falsa esperanza de que al final los Lakers pudiesen conseguir la victoria. La llegada del entrenador Mike D'Antoni no ha sido la solución que esperaban, o por lo menos no está siendo capaz de hacer funcionar al equipo.
Para más inri, Pau Gasol -jugando esta vez como pívot- se lesionó en el último minuto de partido, cuando recibió un codazo en la nariz, involuntario pero imponente, de JaVale McGee (2,13 metros y 114 kilos). El jugador español tuvo que recibir atención médica para cortar la aparatosa hemorragia que sufría tras el golpe. Al acabar el partido, Gasol descartó sufrir una fractura y dijo que esperaba estar a punto para jugar la madrugada del martes al miércoles contra los Rockets en el Toyota Center de Houston.
Las primeras pruebas realizadas descartaron que hubiera rotura del tabique nasal, pero en los nuevos test se le ha diagnosticado una conmoción cerebral.
La principal consecuencia para Gasol, que dice encontrarse en buen estado, es que no ha podido viajar a Houston con el resto de la expedición. El español estará de baja indefinida por precaución, según ha decidido la dirección de los Lakers.
Otro de los jugadores que tampoco ha viajado con el equipo es Dwight Howard, a quien se le han reproducido los problemas en el hombro derecho y los Lakers le han dado la baja indefinida. En un principio se espera que reaparezca la próxima semana, aunque los servicios médicos del equipo angelino apuestan por la cautela.