En este inicio de temporada NBA, uno de los equipos más en forma son Los Ángeles Clippers. La franquicia californiana ya dejó la temporada pasada sello de su potencial -aún muchos se preguntan qué pasó en aquella eliminatoria ante los Rockets donde los Chris Paul y compañía desaprovecharon un 3-1 en semifinales de conferencia tras tumbar en primera ronda a los Spurs-.
La renovación de DeAndre Jordan fue el culebrón del verano -llegó a anunciarse un acuerdo con los Mavs, pero luego reculó y dejo a Cuban y Nowitzki con la miel en los labios-. Está temporada perdieron a un Bad Boy, Matt Barnes, pero ficharon un Very Bad Boy, el polémico Lance Stephenson.
Con uno de los mejores entrenadores de la NBA, Doc Rivers, un banquillo muy profundo, Paul a los mandos y Jordan como Stopper y dominador de la pintura, un juego exterior enorme con J.J. Redick y el mejor sexto hombre de la liga, el siempre genialJamal Crawford, el referente en ataque es un Blake Griffin que amenaza con superarse así mismo esta temporada. Tras potenciar su lanzamiento de media distancia en verano, llega físicamente en su mejor momento a este inicio de temporada, y a sus 26 años parece que ha alcanzado el punto de madurez y evolución en su juego perfecto en su carrera deportiva.
Esta madrugada Griffin -terminó con 26 puntos y 10 rebotes-y sus Clippers daban una exhibición ante unos Mavs que notaron las ausencias de los lesionados Chandler Parsons y Deron Williams, y en el partido del morbo -aún escuece y mucho en Dallas la marcha atrás de Jordan-, se impusieron por 104 a 88.
Dos partidos dos exhibiciones de unos Clippers que optan a todo esta temporada.