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José Manuel Calderón: una carrera marcada por las lesiones, propias y ajenas

Los Warriors contrataron al base y le despidieron a las dos horas. El extremeño sufrió percances en momentos clave de su carrera. 

Los Warriors contrataron al base y le despidieron a las dos horas. El extremeño sufrió percances en momentos clave de su carrera. 
Calderón, abrazado a Pau Gasol tras lograr el bronce olímpico en Río de Janeiro | Cordon Press

El 25 de julio de 1999, en Lisboa, se produjo uno de los momentos más celebrados en la historia reciente del baloncesto nacional. Aquel día, frente a Estados Unidos, una sensacional generación de mozalbetes, encabezados por Raúl López y Juan Carlos Navarro, con un aún escuálido pero ya larguísimo Pau Gasol en sus filas, y otros nombres que años más tarde son historia del deporte español, como Felipe Reyes, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, o Germán Gabriel se proclamaban, a las órdenes de Charly Sáinz de Aja, campeones del mundo junior, en un anticipo a lo que la generación de 1980 daría posteriormente al baloncesto español. Sin embargo, allí debía haber estado un chaval un año más joven, nacido en Villanueva de la Serena (Badajoz), y de nombre José Manuel Calderón, al que una lesión le impidió acudir a la cita portuguesa, al igual que al ala pívot José López Varela. Aquella ausencia por problemas físicos no sería sino el inicio de una larga cadena de lesiones de lo más inoportuno que el base español ha padecido en su carrera.

Corría la temporada 2004-05 cuando, en plena serie de ¼ de final del playoff de la Liga ACB, el base extremeño, en pleno viaje con el Tau Cerámica hacia Las Palmas de Gran Canaria, tras sufrir un importante dolor abdominal, había de ser intervenido de urgencia en Madrid de una apendicitis aguda. A 28 de mayo, y con aproximadamente cuatro semanas de recuperación por delante, su participación en el resto de las eliminatorias por el título pasaba a estar muy comprometida. Lógicamente, se perdió el resto de la serie ante los amarillos, y la semifinal completa ante Unicaja. Sin embargo, en un alarde de competitividad y una recuperación rapidísima, apenas 19 días después, `Calde´ estaba disponible para Dusko Ivanovic de cara al primer partido de la final ante el Real Madrid. Si bien era evidente que su ritmo competitivo no era el ideal, la disposición del internacional con los suyos no había podido ser mejor. Y de hecho, tristemente para él, sería protagonista directo de uno de los finales más rocambolescos en la historia del baloncesto español, pues, tras el inolvidable triple de Alberto Herreros, un tapón del griego Antonis Fotsis sobre él terminaría dándole el título liguero al equipo entonces dirigido por Bozidar Maljkovic.

Viajemos ahora a los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, donde la España de Aíto García Reneses, tras empezar el torneo con algunas dudas, y entre rumores acerca del futuro del seleccionador y sobre su relación los jugadores, poco a poco enderezó su rumbo en el torneo. El 20 de agosto, durante el partido de ¼ de final ante Croacia, los 20 puntos y 10 rebotes de Pau Gasol lideraron al triunfo a España por 72-59. Sin embargo, durante el juego, José Calderón notó un brusco estiramiento en su pierna derecha, que significaría una rotura fibrilar del adductor largo y del músculo gracilis, motivo por el cual el extremeño no pudo participar en la semifinal, ante Lituania (91-86), ni en el histórico partido por el oro, ante Estados Unidos, con triunfo final de los estadounidenses (107-118) tras cuarenta minutos para el libro de oro del baloncesto.

Ya consolidado como el base titular de los Toronto Raptors, una lesión en el dedo anular de su mano derecha trajo por la calle de la amargura a Calderón en la temporada 2008/09. Debido a esa dolencia, tuvo que someterse a cirugía para reparar un maltrecho ligamento el 28 de abril. No habían pasado ni dos semanas, cuando el 10 de mayo el extremeño comunicaba a la Federación Española que no podría jugar el Eurobasket de ese verano, en Polonia. En aquel torneo, España se proclamaría campeona continental por primera vez en su historia. El pacense, que de haber estado bien físicamente habría sido indiscutible para el seleccionador Sergio Scariolo, hubo de conformarse por seguir el torneo como comentarista de La Sexta.

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José Calderón (derecha), junto a Sergio Scariolo en un partido con la selección española. | Archivo

Algo más de un año más tarde, el 22 de agosto de 2010, España y Estados Unidos se enfrentaban en la Caja Mágica de Madrid en el último amistoso previo a la disputa del Mundobasket de Turquía. Pese a la ausencia de Pau Gasol, la vigente campeona mundial quería llegar a tierras otomanas con el buen sabor de boca de derrotar a los americanos. Sin embargo, lo más doloroso de aquel partido no fue la derrota ante el equipo liderado por Derrick Rose por 85-86, sino el tirón sufrido por Calderón en la parte posterior del muslo izquierdo. Tras una resonancia magnética, el diagnóstico fue tan claro como demoledor: rotura fibrilar de dos centímetros en el bíceps femoral. Con el Mundial a la vuelta de la esquina, Calderón, una vez más, tenía que volver a bajarse de un carro que, en esta ocasión, caería en ¼ de final ante Serbia, merced a aquel doloroso triple de ese genio llamado Milos Teodosic.

No son pocos los trenes que ha perdido el bueno de José Calderón en su ya prolífica carrera. De ahí quizá que siempre haya celebrado sus éxitos con enorme alegría. Pero probablemente, el último traspiés es uno de los más dolorosos. Tras ser cortado por Los Angeles Lakers, esperaba que pasaran las 48 horas de rigor que marca la NBA para los waivers (jugador despedidos por un equipo en plena temporada, y cuyo contrato, en esos primeros dos días, puede ser reclamado por otra franquicia) para firmar por los Golden State Warriors donde, si bien no gozaría de gran cantidad de minutos, sí estaría más cerca que nunca de pelear por el anillo de campeón, tras más ya de una década al otro lado del Atlántico. Sin embargo, la lesión de Kevin Durant en la rodilla ante los Washington Wizards obligó a cambiar a los de la Bahía de Oakland de plan.

La necesidad de un alero para cubrir a Durant en la plantilla, les ha hecho firmar a Matt Barnes, un ex `warrior´, dejando sin sitio al extremeño. Eso sí, los californianos han actuado con señorío, firmando el contrato al que se habían comprometido con el base español para después volver a cortarle. No le han dejado tirado, sino que le compensarán económicamente y le han liberado para poder firmar por otro equipo antes de los playoffs. Un equipo, que, por cierto, ya nunca podrían ser los Warriors, que al cortarle ahora no podrían volver a ficharle en ningún caso hasta el próximo mes de julio, ya con la temporada finalizada. Rumores no faltan, se habla de Atlanta Hawks o Houston Rockets como pretendientes. Sin embargo, de lo que no cabe duda, es que la mala suerte con las lesiones se ha vuelto a cruzar en la carrera de `Calde´, y en este caso, para mayor desgracia, por una lesión que no es suya, y cuando más cerca podía estar de aspirar a ganar la mejor liga del mundo. Una oportunidad que, a sus 35 años, ni mucho menos se puede asegurar que pueda volver a pasar por la puerta del español. La cuadratura del círculo de la desgracia para uno de los mejores tipos que ha dado el baloncesto español en los últimos años.

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