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Copa Solheim: ¿política o deporte?

Málaga aspira a albergar la Copa Solheim, una de las competiciones más importantes de golf, pero la Junta de Andalucía no quiere asumirlo.

30 de marzo. No es una fecha sin más, ni siquiera por ser fin de mes, al que a la mayoría de nosotros le cuesta trabajo llegar. Esta vez es muy distinto.

En el mundo de golf todas las semanas se juegan torneos profesionales. Del circuito americano, el europeo, de los diferentes seniors, un poco más importantes los denominados majors. Pero por encima de todos ellos dos competiciones: la Ryder Cup y la Solheim Cup; es decir, América contra Europa en hombres y mujeres.

España, en el marco incomparable de la Costa del Sol junto con la Región de Murcia, tiene la oportunidad de ser sede de la Solheim Cup en 2015. La Región de Murcia, según su propia opinión con pocas opciones, ya tiene formalizada oficialmente no sólo su candidatura, sino también todas las premisas que la completan. Mientras tanto, la que en principio parecía como gran favorita, la candidatura de la Costa del Sol, está a sólo siete días para verse fuera de la carrera por la adjudicación del evento.

Pero lo más grave no es esto, sino los motivos por los que, quizás, no esté en la salida definitiva, que son puramente políticos y personales. De una vez por todas hay que decirlo muy claro y muy alto: ¡ya está bien! Ya está bien de que prevalezcan los intereses, personales y de protagonismo -en este caso ni siquiera partidistas porque hablamos de un mismo partido político-.

El Patronato de Turismo de la Costa del Sol acometió el proyecto, lo asumió -quizás equivocadamente, sobre todo por falta de previsión económica- y el trabajo ya está hecho. Y muy bien, por cierto. La candidatura está a la cabeza de todas las presentadas, cuenta con el apoyo de la gran mayoría de jugadoras, además de dos embajadoras emblemáticas como son la malagueña Azahara Muñoz y la americana Cristina Kim, además de una climatología deseada por todos...

Así, los hilos se han movido con certera puntería. Pero no es suficiente. Y no lo es porque falta lo fundamental, el tema económico: hay que presentar un aval que garantice todo lo que conlleva el evento y el Patronato no puede afrontarlo.

Se ha pedido el apoyo de la Junta de Andalucía -en concreto, de su Consejería de Turismo, Comercio y Deporte-. Pero no quiere asumirlo. Argumenta varios motivos, pero no el real, que no es otro que un enfrentamiento por cuestiones personales o de protagonismo que nada tienen que ver ni con el evento ni con cuestiones económicas, ni mucho menos con cuestiones deportivas.

Es más, hablamos de una competición que reúne en directo a más de 100.000 personas, que llega por medio de la televisión a unos 450 millones de hogares, que genera unos ingresos económicos -ahora tan de moda en publicidad- de retorno incalculable y miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Huelga decir, pues, lo bien que le vienen a este país y, en concreto, a Andalucía.

Parece que no importa ni el interés general de los andaluces ni el de las empresas de múltiples sectores: sólo importa el protagonismo personal y este concepto no puede entrar, bajo ninguna premisa, en el diccionario de un político.

En aras del bien común, es deseable que los políticos olviden de una vez por todas sus rencillas y sus circunstancias personales, y aúnen fuerzas. Pero no sólo la Junta de Andalucía y el Patronato de Turismo de la Costa del Sol, sino también las fuerzas políticas con el fin de obtener este evento para Andalucía.

Queremos la Solheim Cup 2015 en España, y la Candidatura de la Costa del Sol es una de las que lo pueden conseguir.

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