Ronaldinho acaba con las esperanzas del Werder Bremen y mete al Barcelona en octavos (2-0)

(Libertad Digital) Salió lanzado el Barça en un Camp Nou vestido para la ocasión. Ronaldinho se vistió la camiseta de los grandes partidos y estuvo participativo desde que salió al calentamiento. Los azulgrana hicieron suya la máxima de Frank Rijkaard, que en la víspera había aventurado que saldrían a por el Werder y así fue. Los alemanes, un equipo eminentemente ofensivo, estuvieron descolocados desde el pitido inicial y sin el balón vieron pronto que había poco que hacer.

Y esa fue la percepción correcta. En diez ya habían creado tres claras ocasiones, y el gol no se hizo esperar. Llegó a los doce minutos gracias a un lanzamiento de falta ejecutado de forma magistral por Ronaldinho. Fue el más listo, comprobó que era imposible superar a la barrera del Werder por alto con Mertesacker y Valdo (1,98 metros cada uno de ellos) y decidió rematar por bajo. Sorprendió a la barrera y a Wiese con un gol que recordó a uno conseguido por Rivaldo en San Siro. El tanto fue decisivo para la suerte del partido. El Barça creció en una portentosa demostración de la delantera, la media y sin que la defensa y el portero tuvieran que intervenir. Un desplazamiento de Ronaldinho sobre Giuly, que superó cuando y como quiso a Wome, permitió a Gudjohnsen hacer el 2-0. En el minuto 17, el corso le regaló en bandeja el gol al islandés, en un tanto de 'nueve' puro.

Con el trabajo prácticamente hecho en ese tiempo, el Barcelona no bajó el pistón y buscó decidir el partido por la vía rápida. Lo pudo conseguir con un remate de Giuly, espléndido en el desborde, que salió fuera por poco y también Gudjohnsen, que firmó la jugada del partido. El islandés recogió un servicio de Deco, regateó a cuatro defensas del Werder y remató al palo en una jugada en la que el ex jugador del Chelsea ofreció una lección de regates, algo que no se había visto en el Camp Nou. El Werder, desarbolado, no encontró respuestas, sólo cuando en la recta final del primer tiempo, el Barça se dio un respiro, los alemanes vieron algo de luz. Una incorporación de Naldo, un disparo de falta del mismo jugador y un centro-chut de Wome fueron todo sus argumentos.

El equipo de Thomas Schaaf salió dispuesto a todo tras el descanso. Se hizo con el control del partido en los primeros diez minutos de la reanudación. Con sus líneas muy atrasadas, el Barcelona sufrió las acometidas del Werder que se acercó en el primer cuarto de hora más que en toda la primera parte. Una jugada de Klose dentro del área (m.54) fue el primer aviso, respondió Gudjohnsen, quien no pudo concretar un magnífico pase de Ronaldinho, pero después Almeida (m.58) y sobre todo, Jensen, con un centro-chut que se estrelló en el palo sembraron las dudas en el equipo local.

Entró Thuram por Motta, que se había pasado de revoluciones en un par de ocasiones, y Márquez pasó a jugar de mediocentro. Ese cambio de Rijkaard tranquilizó a su equipo, pero el Barcelona no era ya el de la primera parte. Schaaf puso a Klasnic por Almeida, pero lo peor ya había pasado. Xavi, quien entró por el lesionado Iniesta, dio la pausa necesaria al juego de los de Rijkaard y todo volvió a su cauce. Al final, 2-0 para un Barcelona que se clasifica para octavos de final. La mala noticia es que tendrá que jugar el partido de vuelta lejos del Camp Nou.