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Tiger Woods busca el 'hat-trick' en Carnoustie

En la sede más difícil de la historia del Abierto Británico, el mítico Carnoustie -un 'link' escocés pegado a la costa, carente de arboleda y ondulado-, el estadounidense Tiger Woods buscará desde este jueves levantar la tercera Jarra de Plata consecutiva y sumar el decimotercer título de 'Grand Slam' de su carrera.

L D (EFE) Si ese propósito se convierte en realidad el próximo domingo, el número uno del mundo, de 31 años y padre reciente, sería el segundo golfista de la historia en consumar el 'hat-trick'. El único que figura registrado fue obra del británico Peter Thomson (1954, 1955 y 1956). Pese al incuestionable liderazgo de Tiger en el escalafón mundial, su intachable singladura en los últimos dos años de este torneo y su abrumadora superioridad en las casas de apuestas, Carnoustie se convertirá en el verdadero termómetro de sus opciones.

Los jugadores se enfrentan con Carnoustie, más temible desde su última y todavía recordada sede de este torneo en 1999. Aquél fue el año del último triunfo de un jugador europeo en un torneo de Grand Slam, el escocés Paul Lawrie (lo hizo con +6), y en donde confluyeron muchas historias particulares de difícil olvido. Por ejemplo, el estadounidense Phil Mickelson -en la actualidad el segundo mejor jugador del mundo y entrenado por el ex de Tiger, Butch Harmon- no superó el corte tras firmar 79 y 76. La desesperación contagió también al fiyiano Vijay Singh, quien tampoco se metió en el fin de semana (77 y 84).

De los cinco españoles que compitieron en aquella edición sólo Miguel Ángel Martín pasó el corte. Seve Ballesteros, Olazábal, Jiménez y Sergio García se despidieron antes de tiempo. La eliminación de este último fue fiel reflejo de las dificultades de la semana: García, en sus primeros pasos como profesional con sólo 19 años, hizo 89 golpes en su primera ronda y se fue directo a llorar desconsoladamente sobre el hombro de su madre. Sergio García y Miguel Ángel Jiménez son los únicos representantes este año en el Open, puesto que Olazábal causó baja por una lesión en la rodilla y Ballesteros, que tiene un sitio asegurado de por vida como campeón (1979, 1984 y 1988), ya se dio de baja del torneo, con mucha antelación a su reciente anuncio de retirada definitiva de los campos de golf.

Pero Carnoustie no será el mismo que abrumó en 1999, por efecto fundamentalmente de un último mes de abril inusualmente seco en Escocia. En aquél año, el heno que rodeaba las calles alcanzaba la cintura de los jugadores, producto de un enorme crecimiento tras una primavera muy húmeda. Este año ese 'rough' se presenta mucho menos frondoso, y sólo la fuerza del viento y la lluvia pueden dulcificar o complicar más el recorrido.

"El campo está mucho más justo. No es el mismo que se jugó en 1999", asegura Tiger, quien sufrió las complicaciones de este campo en julio de 1996, un mes antes de convertirse en profesional, en el Open de Escocia en donde hizo 81 y 75 para no superar el corte. García, por su parte, cree que está superada aquella amarga experiencia de 1999. "Entonces daba mis primeros pasos como profesional y eso creo que fue decisivo. Ahora todo ha cambiado, estoy en la elite y espero tomarme la revancha de aquello", relata el castellonense.

El argentino Ángel Cabrera, cuarto en la edición de 1999 y campeón del último torneo de 'Grand Slam' disputado, el Abierto de los Estados Unidos, también será uno de los hombres que aspira a levantar una Jarra de Plata que este año lleva aparejado un premio récord de 1.230.000 euros.

 

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