Toni Nadal: "El que se crea mejor por ganar algo es un estúpido"

Que el entorno de Rafael Nadal ha sido una de las claves para el éxito del mallorquín es por todos conocidos. Cualquier persona que logra los éxitos y la fama del tenista a su edad es susceptible de perder la cabeza, de dejarse llevar por malos derroteros. Sin embargo, eso nunca ha pasado con Rafa y, más allá de otros factores, su tío y entrenador Toni ha sido una de las principales causas para que así sea.

Él fue el que le hizo trabajar duro desde bien pequeño, siendo muy exigente en todo momento. "Siempre he sido muy crítico con mi sobrino. Es mejor exagerar la crítica que aligerarla. Nunca acepté excusas a Rafael para justificar sus derrotas. Lo que marca la diferencia es el trabajo duro. El que se crea mejor por ganar algo es un estúpido", afirma en una entrevista al suplemento XL Semanal.

Además, Rafa siempre ha sabido escuchar a su tío, a quien considera una autoridad. "Soy su tío, y eso es determinante. Se ha educado así toda la vida, y le pareció bien. Si a un niño, porque triunfe, le das carta blanca a los 17 años, lo normal es que a los 24 sea un imbécil. No es el caso de Rafael, ya no hay que decirle qué debe hacer", añade.

Uncle Toni, como se le conoce en el circuito ATP, no cree que sean necesarios los halagos para animar a un deportista profesional. "Mal jugador aquel que necesita que lo halaguen todo el tiempo", apunta, al tiempo que reconoce la importancia de la preparación mental del pentacampeón de Roland Garros.

"Para mí hay un principio fundamental: control. De la situación, de la pelota, de cada cosa que hago. A Rafael siempre le decía: el golpe nunca va por delante de la cabeza. El trabajo fundamental se hizo de los 8 a los 17 años. Luego ya fue dejarse llevar. El deporte es un tema mental. Crearle la exigencia, las ganas, toda esa intensidad, se hace, básicamente, en los años juveniles", añade.

Campeón de lo que quisiera

Toni Nadal vio desde muy pronto que su sobrino tenía madera de campeón y por ello se dedicó a llevar su carrera desde los diez años. De hecho, siempre se dijo que con las cualidades atléticas que tenía, Rafa podía ser un gran deportista en el deporte que eligiera; no en vano, jugaba al fútbol de maravilla, como sigue demostrando cada vez que puede.

Sin embargo, su familia decidió, con su beneplácito por supuesto, que se dedicase al tenis. "No porque pensara en vivir del tenis, porque yo no cobro un duro por entrenar a mi sobrino, sino porque la situación familiar lo permitía", apunta.

El hecho de llevar la carrera de Nadal no ha causado ningún problema con sus padres, que asegura están "tranquilos" porque las cosas "van bien", al tiempo que precisa que nadie ha dejado su trabajo por los éxitos del campeón olímpico. "Su padre trabaja más que antes, ya que se ocupa de sus asuntos y de los de su hijo", recalcó.

Humilde como pocos

Otra de las claves del triunfo del mallorquín es que siempre ha tenido "los pies en el suelo" y recordó una anécdota vivida por su sobrino, al que reprochó comerse una mariscada en San Juan de Luz. "A tu edad,  lo que debes hacer es comerte una hamburguesa", le dijo.

Por último, celebra la buena relación que mantiene el manacorense con su gran rival, el suizo Roger Federer. "Rafael siempre lo tuvo claro: el rival lo es en la pista", finaliza. Un rival, por cierto, que como ha destacado en más de una ocasión Rafa, le ha ayudado siempre a recuperarse y a tratar de ser mejor. Y bien que lo ha logrado.