Un agónico gol de Sobis da el empate al Betis y agota las rentas del Barcelona (1-1)

(Libertad Digital) Estaba herido de muerte el Barcelona antes de este partido y, de no ser por Valdés, habría entrado en la UCI tras acabarlo. El portero azulgrana salvó dos ocasiones de gol del Betis de las que valen un Potosí, pero no pudo evitar el gol de Sobis en la tercera. Rijkaard ha vuelto a recibir un bofetón en la cara por su política de mano blanda con los jugadores. Salieron más pendientes de hacer lo mínimo para justificar el liderato ante su público y lo perdieron.

 

Dominó el partido durante la primera mitad. En casa, el triángulo Iniesta, Xavi y Deco funciona. Y eso que el portugués está viviendo sus peores momentos como futbolista en el Camp Nou. A él le hicieron el penalti que Ronaldinho transformó en el minuto cinco, pero su labor se oscureció a medida que avanzó el reloj. El Betis sufría sus propias carencias y se encomendó a Contreras. El ex guardameta del Real Madrid desvió como pudo una chilena de Eto’o que le hubiera dado la vuelta al tono del partido, tanto por lo que significaba en el marcador, como por su connotación de fútbol espectáculo que ya sólo se ve con prismáticos en el Camp Nou. El camerunés anduvo fallón, y eso que las tuvo de todos los colores para marcar. Iniesta, cada vez más cómodo haciendo de Deco, tuvo otra ante Contreras, pero remató forzado y fuera.

 

Ya se esperaba que el árbitro soplara el silbato, pero Fernando pidió un momento para probar si Valdés estaba bajo palos. Estaba. El Betis tomó nota del despiste de la defensa antes del descanso y se acordó de él cuando el encuentro parecía muerto al final.

 

El Barcelona puso encima de la mesa todos sus vicios tras el descanso. Se olvidó del fútbol primaveral de otras ocasiones y se mostró gris, conformista y sólo creó peligro en acciones individuales que apenas dieron trabajo a Contreras. Y mientras Rijkaard retiraba a Ronaldinho para amarrar con Edmílson, Luis Fernández refrescó su delantera con tres cambios casi consecutivos. Aunque el Betis tuvo la pelota durante casi toda la segunda mitad, no creó peligro hasta casi los últimos cinco minutos.

 

Lo vio posible tras darse cuenta de que Ronaldinho y Messi estaban en el banquillo. Se sacudió los nervios y se lanzó hacia arriba. Isidoro, en una internada por la izquierda una vez librado de marcar al argentino, obligó a Valdés a desviar a córner. El portero del Barcelona no pudo con la siguiente. Una falta lejana, un saque corto para despistar y la toda la sangre fría de Sobis que le faltó a sus compañeros para empatar.