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Vinokurov y el Astana rechazan las sospechas de dopaje

El kazako Alexandre Vinokurov y su equipo, el Astana, se obstinan en rechazar la sombra del dopaje que pesa sobre ellos a dos semanas del inicio del Tour de Francia. La prensa francesa apunta con su dedo acusador a una formación que parece destinada a dominar una ronda gala huérfana de los líderes de las últimas ediciones, víctimas todos ellos de la ola de persecución en la que se ha embarcado el ciclismo.

 L D (EFE) Los diarios han recibido nuevos argumentos de las filtraciones procedentes de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que indican que algunos corredores "susceptibles de hacer un buen Tour" han sido controlados "no negativo" en los test antidopaje por sorpresa que ha ordenado la organización. Como Vinokurov ha sido visto entrenando por las carreteras del sur de Francia vestido con un maillot negro, acompañado de su compañero Andrey Kashechkin, no ha faltado quien acuse a los kazakos de querer esconderse de los médicos de la UCI en busca del control por sorpresa.

El ciclista se defiende en el diario "L'Équipe", donde asegura que cuenta con el permiso de su patrocinador para entrenarse con un maillot negro para pasar inadvertido ante los curiosos cicloturistas que podrían perturbar su preparación. "Si quieren, para acallar los rumores, me entreno en pelotas", bromeó el ganador de la pasada Vuelta a España, harto de ser el centro de unas sospechas que atribuye a la mediocridad de los otros. El ciclista relata que esta temporada los médicos de la UCI le han visitado tres veces por sorpresa: antes de la Flecha Valona, en abril en Tenerife, donde se entrenaba, y a principios de junio en su domicilio de Mónaco.

"Si hubiera una anomalía se sabría", zanja tajante el ciclista. Menos tajante se muestra a la hora de desmentir que el doctor Michele Ferrari, cuyo nombre arrastra por inercia la sospecha de dopaje, esté colaborando con el Astana. "No puedo responder en nombre del Astana. No sé con quién se entrena cada corredor de mi equipo. Además hay que ser discreto, es algo privado", señala Vinokurov que recuerda que "nadie se ofuscó" cuando el estadounidense Lance Armstrong, séptuple ganador del Tour, afirmaba alegremente que el galeno italiano era el mejor preparador físico del mundo.

"Es fácil colgarnos a nosotros una imagen porque otros han cometido errores en el pasado", se defiende. Vinokurov rechaza el clima que se está generando en el ciclismo en el que "un tipo que gana una carrera es porque se ha dopado" y confiesa resignado que firmará la carta propuesta por la UCI a todos los ciclistas según la cual se comprometen a renunciar a un año de salario si son controlados positivos. "Aunque me parece extraño, porque es la UCI la que anuncia un caso positivo y es a ella a la que hay que pagar en caso de infracción. Es una situación paradójica, porque puede que de lo que se trate es de ganar dinero", señala.

Los ciclistas que firmen la carta juran que no están implicados en la "operación Puerto" ni en ningún otro caso de dopaje y se declaran dispuestos a entregar su ADN si la justicia se lo demanda. Vinokurov no es el único que cuestiona este procedimiento acogido con entusiasmo por los organizadores del Tour.
Los ciclistas españoles y los italianos ya han mostrado sus reservas, porque aseguran que las sanciones sólo afectan a los corredores, que se encuentran "criminalizados". En el seno de los equipos las presiones parecen estar derribado las últimas reticencias que emanaban del Discovery, del Saunier Duval y del Caisse d'Épargne.

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