Para poder bajar impuestos hay que recortar el gasto. Hacienda dice que no hay margen, pero sí que lo hay, y de sobra.
Más de 50 años de control por parte de los progresistas y de los líderes sindicales han dejado a la ciudad paralizada y deteriorada.
La verdad es que el PP no sólo no quiere desmantelar ese Estado del bienestar, sino que quiere fortalecerlo.