Nadie se esté planteando nada parecido a lo que se hizo en Suecia en los 90. Dentro de 20 o 30 años, llegarán las consecuencias.
La ministra Báñez no pretende que nos ocupemos de nuestra vejez, que para eso ya está ella.
La progresía ya tiene un nuevo mártir del malvado capitalismo al que rendir pleitesía para justificar la necesidad de más Estado.