Se suceden las declaraciones bilaterales entre los actores principales que determinarán la forma y fondo del probable rescate griego. En los últimos días, Berlín y Atenas han intensificado sus posiciones diplomáticas al respecto.
Así, si ayer el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, instó a los líderes europeos a que aprueben un mecanismo de ayuda financiera durante la cumbre que se celebrará en Bruselas la próxima semana, pocas horas después Alemania responde que, en caso de que finalmente Atenas precise un rescate, podría estar “abierta” a la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), según las fuentes consultada por EUobserver. "En el caso de que la situación de Grecia empeore, Alemania estaría abierta a una solución del FMI". De hecho, Atenas ya ni siquiera descarta esta posibilidad.
Se trata de un giro de 180 grados en la postura mantenida hasta el momento por el Gobierno que preside Angela Merkel. Hasta ahora, los líderes europeos habían rechazado frontalmente la posible participación del FMI en la crisis de deuda pública que ha estallado en el seno de la UE. No obstante, cabe recordar que este organismo internacional está controlado por Washington.
Merkel y sus ministros han reiterado que Alemania no está dispuesta a cargar con la pesada factura que podría suponer el salvamento de las cuentas públicas griegas. De ahí, precisamente, que en las últimas jornadas Berlín se haya mostrado partidario de crear un Fondo Monetario Europeo para rescatar a los países con problemas de solvencia e, incluso, de modificar el Tratado de la UE para expulsar a aquellos socios que incumplan de forma grave el Pacto de Estabilidad (déficit público inferior al 3% del PIB y límite de deuda máximo del 60%).
Esta nueva postura contrasta además con el consenso alcanzado en la última reunión de los líderes europeos en la que se definió un mecanismo de rescate en caso de que Grecia no logre cubrir sus necesidades de financiación en los mercados. Según las escasas informaciones al respecto, la eurozona parece decantarse por la concesión de créditos bilaterales y de urgencia que serían coordinados desde Bruselas en lugar de avalar conjuntamente la deuda griega.
El problema es que Alemania es reticente a cargar con la mayor parte de la factura. Y es que, si cada país miembro aporta una parte proporcional del crédito según el tamaño de su economía, el Gobierno de Merkel se convertiría en el mayor proveedor de fondos. Sin embargo, los analistas consideran impensable que se acuerde el rescate europeo de Grecia sin la participación de Alemania.
De este modo, Alemania tiene la llave para abrir o no la puerta al FMI. Y las últimas declaraciones oficiales apuntan ahora hacia esta dirección. El pasado miércoles, el portavoz jefe de Finanzas de la coalición que lidera Merkel, Michael Meister, señaló que “nadie aparte del FMI tiene los instrumentos necesarios para restaurar [Grecia] su acceso al mercado de capitales”. Es más, intentar un rescate griego "sin el FMI sería un experimento muy atrevido", alertó.
Las finanzas germanas no están para muchos excesos. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aseguró este viernes que el endeudamiento récord de Alemania para cubrir sus presupuestos generales de 2010 tiene carácter excepcional y no volverá a repetirse. Los 80.000 millones de euros de nuevo endeudamiento que contemplan los presupuestos que hoy aprobará previsiblemente el Bundestag, el parlamento alemán, son consecuencias de la crisis financiera y económica internacional, dijo Schäuble.
"Esto es algo excepcional. El año próximo deberemos comenzar con la reducción de las elevadas deudas", comentó el ministro en declaraciones a la emisora pública Deutschlandfunk, ante la que recordó que la Constitución obliga a reducir el endeudamiento.
Tras señalar que "debemos asegurar a largo plazo la estabilidad de nuestra moneda y el crecimiento", el jefe del Tesoro alemán, afirmó que la forzosa política de ahorro no cambiará dramáticamente la vida en Alemania, informa Efe.
En lo que queda de año, Grecia necesita recabar financiación por un valor de 55.000 millones para saldar su deuda, de los cuales 20.000 vencen entre abril y mayo. Aunque en su última emisión de deuda no tuvo problemas para colocar títulos por valor de 5.000 millones a cinco años, las autoridades griegas pagaron un sobrecoste de 725 millones de euros de intereses respecto al bono alemán.