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Andy Xie: "China superará a EEUU como primera potencia en 15 años"

Andy Xie, ex economista jefe de Morgan Stanley para Asia-Pacífico, es quizá el analista más brillante del continente. Tachado de “políticamente incorrecto”, predijo la crisis subprime. En una entrevista con LD, desvela las reformas que precisa China para ser la próxima potencia mundial.

Andy Xie, ex economista jefe de Morgan Stanley para Asia-Pacífico,  es quizá el analista más brillante del continente. Tachado de “políticamente incorrecto”, predijo la crisis subprime. En una entrevista con LD, desvela las reformas que precisa China para ser la próxima potencia mundial.

Pregunta (P): El mundo ha experimentado la peor crisis de su historia moderna. Pese a los “brotes verdes” ¿No es muy aventurado hablar de recuperación?

Respuesta (R): Estamos viviendo una transición. Es cierto que se ha estabilizado el sistema financiero, pero no podemos hablar de recuperación porque esta crisis lo es a muchos niveles. Es preciso cambiar un modelo de crecimiento que resulta totalmente insostenible.

En los últimos años, China y otras economías emergentes han estado vendiendo productos manufacturados a países industrializados como EEUU. Sin embargo, estos países compradores han tenido que endeudarse con sus proveedores al no tener suficiente poder adquisitivo.

El mecanismo del déficit en las economías desarrolladas ha estallado. Los bancos prestaron dinero para financiar la compra de bienes a potencias emergentes, fundamentalmente exportadoras, como China. En otras palabras, se prestó dinero a personas que vivían por encima de sus posibilidades.

En un momento dado, no pudieron devolver los préstamos y estalló la crisis. Se han saneado los balances bancarios con ayuda del sector público. Pero el futuro es incierto si los bancos van a seguir prestando dinero a unos consumidores que no pueden devolverlo. Es una crisis de modelo.

La solución es que EEUU y otras economías deficitarias incrementen sustancialmente su ahorro. No pueden consumir más y ser solventes al mismo tiempo. Ese modelo está agotado. Por el contrario, China y los países tradicionalmente superavitarios deben ahora consumir más. Solamente así se podrán corregir los tremendos desequilibrios de la economía mundial.

Ésta es una condición necesaria para poder albergar nuevos ciclos de crecimiento económico. La transición del viejo al nuevo modelo es obligada. Ya se ha estado hablando de todo esto en la última reunión del G20 pero, como es evidente, son reformas que todavía están pendientes.  

P: ¿La recuperación económica en China es tan espectacular como se percibe o tiene matices?    

R: Depende del punto de vista que utilicemos. El Gobierno chino ha inyectado en la economía 585.000 millones de dólares. Es un 13% del PIB. Ello ha estabilizado en parte la economía, pero el sector exportador sigue sufriendo mucho los efectos de la crisis.

Cuarenta millones de personas han perdido su empleo. La mayoría eran emigrantes del campo que se establecieron en los principales centros industriales. Muchos tuvieron que regresar a sus pueblos y siguen sin encontrar un empleo. La economía en estos momentos está sostenida básicamente por las inversiones del Gobierno. Es una política temporal insostenible a medio-largo plazo.

Todavía no se ha instalado una estructura de crecimiento económico sostenible en China. Esto requiere aumentar la capacidad de consumo del pueblo chino y exportar menos por esta insolvencia estructural que presentan ya las economías desarrolladas.

Para ello son necesarias multitud de reformas. Hay ya, por ejemplo, un incipiente sistema de pensiones para la población rural. Sin embargo, todavía no se ha hecho lo suficiente para potenciar el consumo.   

P: ¿Puede China ser un motor del crecimiento económico mundial?

R: China es una economía orientada a la inversión. Actualmente importa básicamente bienes conforme a este modelo, como materias primas y equipo. Países productores como Australia, Brasil, Alemania o Japón se están beneficiando por ello. Sin embargo, el efecto beneficioso del crecimiento chino sobre la economía mundial está limitado a unos pocos segmentos.

En cambio, si China consigue potenciar el consumo privado muchos más países podrían beneficiarse. La mayoría produce bienes de consumo y servicios. Sin duda, notarían la demanda china y ello tendría un efecto mucho más significativo sobre el crecimiento económico global. 

P: ¿Es posible dar un protagonismo mayor a los 1.300 millones de consumidores en potencia que tiene China?  

R: Es posible, de acometerse reformas estructurales difíciles y, en algunos casos, dolorosas. La estructura política china está diseñada por y para el crecimiento económico. El Gobierno es una gran corporación empresarial. La maquinaria política está acumulando activos. Está construyendo siempre demasiadas infraestructuras.

El problema es que como las administraciones públicas están detrayendo tanto dinero de la economía para invertir, los ciudadanos no tienen suficiente poder adquisitivo. Por ello, la economía china se ha hecho tan dependiente de las exportaciones.

Sin embargo, hemos visto con esta crisis que la demanda internacional puede enfriarse y poner en jaque todo el modelo. La transición a una estructura económica sostenible pasaría por dejar que sean los hogares, y no Pekín, quienes decidan sobre cómo utilizar el dinero.

El Gobierno chino está en una encrucijada. Actualmente, si quiere construir autopistas o centrales nucleares no tiene que pedir permiso a nadie al contar con los medios económicos para ello. Sin embargo, en una economía con mayor peso del sector privado, se impondrían los criterios de rentabilidad.

La empresa privada podría decidir si ejecutar o no el proyecto, dependiendo de cuánto dinero fuese a ganar. Y el gobierno tiene miedo a ello. Pero debe actuar con determinación para llevar a cabo esta ambiciosa y necesaria reforma.

Esta reforma que plantea serviría para incrementar el bienestar económico de la gente... La clave aquí es que suban los salarios. Hay un exceso de fuerza laboral. El mercado suma 20 millones de nuevos trabajadores cada año. Seis millones son recién licenciados.

Hay que crear empleos suficientes para todos ellos y no siempre es posible. La presión es superlativa. Si el salario es bajo, no hay capacidad de consumo y las compañías no pueden vender sus productos en el mercado interno.

Es un círculo vicioso que se debe romper. El dinero debe estar en manos de la gente para que consuman y las empresas hagan dinero. A su vez, los salarios seguirían subiendo y así sucesivamente.

En términos de PPA (Paridad Poder Adquisitivo) el valor del yuan triplica lo reflejado actualmente frente al dólar. Ahora está excesivamente devaluado. Ello refleja la debilidad del mercado laboral.

China necesita crear empleos, pero su divisa está orientada a las exportaciones, un modelo insostenible como he dicho antes. El bajo tipo de cambio refleja los desequilibrios económicos actuales en China. Un ejemplo muy concreto: si subiera el tipo de cambio (apreciación del yuan), China podría alcanzar los 10.000 dólares per cápita en sólo 15 años.

P: ¿Es posible montar un sistema público de seguridad social en China?

R: Para hablar sobre esto debemos recordar que China es el país más poblado del planeta. La población envejece además muy rápido. Un sistema del bienestar “a la europea” no es posible aquí. La pensión para los campesinos es sólo de 10 dólares al mes.

Ellos tienen su vivienda y habría que intentar garantizarles unas pensiones para comprar comida. Dicho esto, no es viable un sistema de pensiones para toda la clase media china. Es una cuestión de cantidad. Son muchos ciudadanos y el Gobierno no creo que pueda levantar un estado del bienestar aquí como en Europa.  

P: Uno de los desafíos que afronta China actualmente es la brecha campo-ciudad ¿Es posible reducir esta diferencia tan abismal de rentas?

R: La clave aquí pasa por sanear el mercado laboral. En esta crisis, quienes han pagado el pato son los trabajadores del campo.

La población campesina se divide en dos grupos fundamentalmente. Por un lado, están los que tienen sus propios cultivos y pueden alimentarse de forma autosuficiente. Y luego, están los campesinos que dependen del dinero enviado por sus hijos, quienes trabajan en la ciudad.

El ingreso del campo depende mucho de la situación laboral en las ciudades. Ahora las exportaciones están cayendo a una media del 20%. No hay mucho trabajo más allá del sector servicios. Pero este sector requiere una capacidad de consumo potente que China todavía no tiene.

Volvemos a lo comentado anteriormente. Es preciso potenciar el consumo interno chino. Sólo así, el sector servicios podría crear multitud de nuevos empleos. Entonces habría más flujos de dinero desde la ciudad hacia el campo. Dicho esto, también sería una solución temporal para los campesinos.

El problema de fondo es que China tiene mucha población campesina y eso no puede ser. La superficie para el cultivo es escasa. Además, la mecanización del campo está siendo muy rápida. La demanda de trabajo en el sector agrícola es decreciente. China sólo necesitaría, según un cálculo rápido, 15 millones de trabajadores agrícolas. Hay 250 millones de personas que deberían emigrar a la ciudad inmediatamente.

La solución al problema del campo está en las ciudades. La burbuja inmobiliaria, por ejemplo, ha frenado también el necesario proceso de urbanización. En los últimos 7 años el precio de la vivienda se ha triplicado.

A corto plazo, esto aumenta los ingresos de quienes especulan con bienes inmobiliarios. Pero muchos emigrantes no pueden pagarse un piso si suben así los precios. Y los problemas del campo, con la gente sin poder moverse de ahí, no pueden resolverse. Las autoridades chinas tienen aquí también una asignatura pendiente.

Comprar un piso puede suponer 20 veces el salario anual de toda una familia. Este ratio debería ser igual a 7. Si la vivienda es accesible, cada vez más campesinos irían a las ciudades. Sería posible corregir entonces este desequilibrio. El Gobierno chino debe tener clara una cosa. La inflación inmobiliaria es muy perjudicial para el desarrollo económico.

P: La burbuja inmobiliaria es otro reto que las autoridades chinas tendrán muy en cuenta ¿No? 

R: Hace 10 años, China no tenía un mercado inmobiliario propiamente dicho. Todo el mundo vivía en viviendas públicas. Entonces, el Gobierno decidió privatizar el sector y empezó a vender estas casas por 3.000 dólares.

Ahora, la propiedad inmobiliaria china es dos veces el PIB. Es mucho más que en EEUU cuando aquí sólo la mitad de la gente reside en ciudades. Esto significa que la propiedad inmobiliaria es muy cara. Está claramente sobrevalorada y representa un peligro real para la economía.

Los tipos de interés son extremadamente bajos. El de las hipotecas no llega al 4%. Muy poco para una economía que ha estado creciendo al 10% en los últimos 30 años. Los bajos tipos explican la inflación inmobiliaria. Creo que si aumenta el consumo privado habrá menos ahorro, subirán los tipos y bajará la inflación inmobiliaria. La economía china necesita este punto de normalidad.

P: ¿Puede explicar brevemente a nuestros lectores el problema de la corrupción en China?

R: La corrupción es inherente al mercado inmobiliario chino. El suelo está en manos del Gobierno. Son los gobiernos locales quienes venden terrenos a las promotoras inmobiliarias. Y en ese proceso es donde se producen las ilegalidades.

Ahora quizás hay más transparencia gracias al proceso de subasta, pero los organismos públicos que comercian con el suelo no pertenecen a nadie. Una empresa privada responde ante sus accionistas. Esta naturaleza pública en la venta del suelo trae consigo ineficiencia e irregularidades.

La tentación, además, es inmensa. Imagine al funcionario encargado de vender suelo a una promotora cuando cobra 300 dólares mensuales y no tiene que responder ante nadie. Esa persona sólo tiene que cuidarse de no ser descubierta por el Estado.

Con estas condiciones, la corrupción es inherente al propio sistema. La propiedad pública del suelo provoca corrupción. Liberalizando el suelo acabaríamos con este problema sencillamente porque la empresa privada propietaria del activo defendería su valor sin malvenderlo a cambio de comisiones ilegales.

P: China tiene una tasa de ahorro excesivamente elevada ¿Es esto positivo para la economía?

R: Hay un motivo evidente de precaución. En una economía de mercado, cuando la gente hace dinero tiene seguridad y gasta. Pero en China, el nivel de riqueza es limitado porque la mayoría es del Gobierno.

Además, no hay un sistema de protección social como el europeo, por ejemplo. A nivel demográfico también hay otra explicación. La política del hijo único también ha generado inseguridad. Los padres no confían en que su único vástago pueda ayudarles económicamente. Si fueran más, la riqueza familiar potencial sería mayor.

Sin embargo, la razón de peso gira en torno al mismo hilo argumental. Si el Gobierno no detrajera riqueza de las economías domésticas, éstas ahorrarían menos. La mayor parte del ahorro chino pertenece además al sector público. Los chinos de a pie tampoco es que tengan demasiados ahorros.

P: Muchas voces, entre ellas China, se han alzado contra la hegemonía del dólar pero ¿Puede llegar a ser el yuan algún día moneda de reserva internacional y sustituir incluso a la divisa estadounidense en ese papel hegemónico?

R: A largo plazo es posible, pero son necesarias antes una serie de reformas. La divisa china no es convertible. El Gobierno chino está todavía muy inseguro. Ha visto como muchos países han experimentado crisis por tener un sistema de cambios liberalizado. Tiene miedo de los hedge funds, de los ataques especulativos. Por eso el yuan no convertible es percibido como una barrera de protección.

Sin embargo, en 15 años China puede superar a EEUU como primera economía mundial. Bueno, en PPA, el PIB chino ya es similar al estadounidense. A largo plazo es posible tener una economía potente, orientada al consumo privado y con la divisa convertible ¿Por qué no? Cuando eso suceda, el yuan chino desbancará sin duda al dólar como moneda de reserva internacional.

Es evidente también que China está teniendo una experiencia bastante negativa con sus inversiones en bonos del Tesoro de EEUU... Creo que China ha sufrido y está perdiendo mucho dinero por este asunto. Esto prueba que no tiene sentido acumular semejante cantidad de reservas. Lo ideal sería utilizar ese dinero para mejorar las condiciones económicas de China y no transferir fondos a EEUU comprando bonos.

P: China es un país de recursos limitados pero aspira a ser la primera economía del mundo ¿No es una contradicción?

R: China aspira al sueño americano. Casas grandes y coches buenos. Sin embargo, materializar aquí un modelo de desarrollo como el estadounidense no es posible. Hay que cambiar de dirección. Japón tiene un modelo mejor. Son más frugales y consumen menos energía por unidad de PIB.

Los japoneses utilizan mucho el transporte público y sus casas son más pequeñas. La sociedad china debe fijarse más en este modelo de frugalidad. China debe minimizar al máximo el consumo de recursos y evitar su derroche.

Sobre el problema del agua, China debe invertir más en tecnologías. El volumen de agua no es insuficiente pero hay sequías. El problema es la polución de las aguas en un elevadísimo porcentaje. Para ello es preciso invertir en el cuidado de nuestro medio ambiente.

China necesita también potenciar la energía nuclear, mucho menos contaminante que los hidrocarburos. En Francia, la energía nuclear representa un 60% del consumo energético total. China necesita aproximarse a esos niveles porque el porcentaje actual es ridículo. 

P: Otro problema económico en China es la productividad ¿Hay o se esperan avances en este sentido?

R: El Gobierno chino está obsesionado en apoyar la producción. Se han dado incentivos fiscales y monetarios al sector manufacturero. Esto ha desincentivado la eficiencia al estar tipos e impuestos para las empresas en niveles artificialmente bajos.

Muchas compañías tienen un tamaño desorbitado y son ineficientes. Tampoco son penalizadas por contaminar. Para aumentar la productividad las empresas deben estar sujetas a una disciplina dada por el precio de mercado.

Si aumentan los costes empresariales, puede haber una desaceleración de la actividad., pero a la larga será bueno porque las empresas necesitan una motivación para mejorar su eficiencia.

Otro ejemplo. Ahora el carbón cuesta 75 dólares por tonelada. El Gobierno sabe que si no controla la producción los precios bajarán. Y nadie tendrá incentivos para ahorrar energía. Se requiere un proceso de ajuste.

El tejido empresarial debe estar sujeto a las normas del mercado, sin costes artificialmente bajos. Se ralentizaría la actividad, estoy de acuerdo, pero a largo plazo, las empresas aprenderían a ser más eficientes.

P: Es habitual escuchar a muchos analistas poner en duda la fiabilidad de las estadísticas económicas chinas ¿Cuál es su impresión al respecto?

R: Las estadísticas chinas no son independientes. Son los gobiernos locales quienes dan aquellas cifras que más satisfacen al ejecutivo central. Se rigen por objetivos y adaptan los datos a estos. El sistema político chino es un caldo de cultivo propicio para inflar las cifras. Y también para infravalorarlas, según convenga.

Dicho esto, las cifras se manipulan, pero es evidente que el crecimiento económico chino ha sido extraordinario. Porque la manipulación también se ha hecho en el sentido contrario. Cuando convenía dar unas cifras menores de PIB porque la economía estaba muy caliente, se ha hecho. No hay transparencia, simplemente.

P: ¿El que China sea una dictadura le puede impedir ser potencia económica mundial?

R: El Gobierno chino prioriza la estabilidad por encima de todas las cosas. El miedo al caos paraliza todas las reformas necesarias para la economía que hemos estado desgranando.

Hay otra manera de verlo. Cada Ejecutivo chino tiene dos mandatos de 5 años cada uno. Y no cuenta con ningún incentivo para cambiar las cosas. Si una reforma puede generar problemas, la dejan pendiente para los próximos gobiernos.

P: ¿China es capitalista o comunista?

R: A nivel económico mitad y mitad. En bienes de consumo hay un mercado privado. También el sector inmobiliario está privatizado, al 50%. Pero los grandes proyectos están controlados por el Estado.

El sector financiero es público, así como las grandes empresas dedicadas a la construcción de infraestructuras. También sectores estratégicos para el Ejecutivo como los servicios de transporte, electricidad y telecomunicaciones.

P: ¿Algún comentario sobre la bolsa ahora que se habla también de burbuja especulativa?

R: El mercado estuvo completamente loco hace 2 años cuando el price-earning ratio era de 70 y 80 en muchos casos. Con esta crisis descendió un 70%, pero inmediatamente después recuperó los niveles anteriores, aunque ha vuelto a descender recientemente.

Las empresas ahora cotizan 3 veces por encima del book value. No es en absoluto barato. Es todavía un valor muy caro, pero no es la locura de antes. A corto plazo hay tensiones bajistas. Sin embargo, la liquidez del sistema puede sostener aún estos niveles.    

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