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Bernanke da lecciones sobre la felicidad

Posiblemente, Ben Bernanke sea uno de los personajes más odiados de esta crisis. Pero el presidente de la Fed ha decidido poner al mal tiempo buena cara. Quizás, por eso dedicó su última conferencia a la “economía de la felicidad”. Su consejo: cuidar más a familia y amigos que la cuenta bancaria.

Los últimos presidentes de la Fed, tanto Bernanke como su antecesor, Alan Greenspan, son considerados por muchos expertos y también por los ciudadanos de a pie como los máximos responsables de la recesión en la que está inmersa la economía mundial. Quizás por eso, en vista de que el PIB no se recupera como es debido, Bernanke haya decidido ayudar a encontrar algo tan etéreo como “la felicidad”. Ya que no puede conseguir que los americanos sean más ricos quiere lograr que estén más contentos con su situación.

En un discurso pronunciado el pasado 8 de mayo en la Universidad de Carolina del Sur, Bernanke hizo un repaso de los diferentes estudios que han medido la felicidad con herramientas económicas y llega a una sorprendente conclusión para un experto en temas monetarios como él: el dinero no da la felicidad, son más importantes los amigos, la familia o saber adaptarse a las propias condiciones de vida.

Bernanke se hace eco del estudio que publicó Richard Easterlin en 1974 y en el que destacaba que “una vez que se alcanza un nivel mínimo de riqueza”, que corresponde con el que permite tener las necesidades básicas cubiertas, no hay demasiadas diferencias de felicidad entre países ricos y pobres.

Este análisis llegó a lo que se conoce como la paradoja de Easterlin: dentro de una sociedad, los ricos normalmente se declaran más felices que los pobres; pero si se miran datos agregados no hay diferencias entre españoles, estadounidenses o chilenos tomados en su conjunto. La explicación que se ofreció en su momento es que la felicidad depende más de la riqueza relativa que de la absoluta: es decir, lo que importa no es sólo lo que poseas, sino también lo que tengas en relación a lo que posee tu vecino.

La felicidad de la lotería

Todo esto lleva a Bernanke a aclarar que “rico es un término relativo”. Hay estudios que demuestran que las personas a las que les toca la lotería son igual de felices a los seis meses del premio de lo que lo eran antes. Normalmente, suelen tener un “subidón” de felicidad al ganar el dinero, pero una vez se acostumbran al lujo vuelven a su estado anterior.

Desde un punto de vista personal, Bernanke destaca cuatro aspectos que hacen al ser humano más feliz que el dinero una vez que se ha alcanzado un nivel de ingresos razonable. Por eso, aconseja tener cuidado con las ambiciones habituales (un mejor trabajo o un sueldo más alto) y que pueden entrar en contradicción con sus recetas para una vida mejor: “Una red sólida de relaciones sociales y familiares”; “la sensación de que se utiliza bien el tiempo, tanto el de trabajo como el de ocio”; “la sensación de control sobre tu propia vida”; y la capacidad para “adaptarse a las circunstancias personales”.

Y para ayudar a los ciudadanos a lograr estos objetivos, Bernanke aconseja a las autoridades que permitan el desarrollo de “individuos y comunidades”, que tomen sus propias decisiones. Una recomendación que resulta cuando menos curiosa en boca de un banquero central, la figura más representativa de uno de los poderes -la emisión de dinero- que todos los estados se arrogan para sí de forma monopolísitca y cautiva.

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