L D (EFE) En una inusual declaración conjunta divulgada a última hora del viernes, Blair y Brown subrayaron que forman un “frente totalmente unido” respecto al euro, en respuesta a las informaciones de la prensa británica sobre sus supuestas diferencias. Los medios de este país han venido publicando durante los últimos meses que el primer ministro y su responsable de Economía estaban en desacuerdo, al señalar que Blair quiere entrar en el euro tan pronto como sea posible, mientras Brown se opone a ese objetivo.
En el comunicado, ambos dirigentes pretenden “dejar claro que las posiciones dogmáticas que algunos medios les atribuyen deberían ser ignoradas”. Blair negó que desee convocar, antes de que se agote su segunda legislatura en 2005, un referéndum “de cualquier manera” y “sin tener en cuenta” los requisitos económicos decretados en 1997 por Brown para la inclusión del Reino Unido en la zona euro.
El ministro de Economía, conocido popularmente como el “Chancellor of Exchequer”, tildó de “equivocada” la visión de la prensa sobre su presunta oposición a la celebración de una consulta popular sobre el euro antes de las próximas lecciones generales. Brown prometió que “luchará tan duro como el primer ministro por lograr el voto del sí” al euro, siempre que se cumplan las condiciones económicas adecuadas antes de que expire el segundo mandato del Gobierno laborista.
El próximo 9 de junio, el titular de Economía anunciará en la Cámara de los Comunes el esperado veredicto sobre si este país cumple los requisitos -referidos a la convergencia de la economía británica con las de la zona euro- para adoptar la divisa europea.
Según la mayoría de los medios informativos británicos, Brown ha concluido que el Reino Unido no ha aprobado el “examen” para ingresar en el euro, aunque dejará en el aire el interrogante de si este país puede lograr pronto ese objetivo, a fin de que pueda celebrarse un referéndum antes de 2005. La próxima semana, el Gobierno celebrará una sesión especial sobre el euro y, el 5 ó el 6 de junio, habrá una última reunión en la que los ministros discutirán la adhesión, después de tener la oportunidad de entrevistarse por separado con Blair y Brown.
La insólita declaración de ambos dirigentes ha sido interpretada como un intento no sólo de convencer a la opinión pública, sino de evitar futuras divisiones en el Ejecutivo que podrían ser perjudiciales de cara a las próximas elecciones generales.
En el comunicado, ambos dirigentes pretenden “dejar claro que las posiciones dogmáticas que algunos medios les atribuyen deberían ser ignoradas”. Blair negó que desee convocar, antes de que se agote su segunda legislatura en 2005, un referéndum “de cualquier manera” y “sin tener en cuenta” los requisitos económicos decretados en 1997 por Brown para la inclusión del Reino Unido en la zona euro.
El ministro de Economía, conocido popularmente como el “Chancellor of Exchequer”, tildó de “equivocada” la visión de la prensa sobre su presunta oposición a la celebración de una consulta popular sobre el euro antes de las próximas lecciones generales. Brown prometió que “luchará tan duro como el primer ministro por lograr el voto del sí” al euro, siempre que se cumplan las condiciones económicas adecuadas antes de que expire el segundo mandato del Gobierno laborista.
El próximo 9 de junio, el titular de Economía anunciará en la Cámara de los Comunes el esperado veredicto sobre si este país cumple los requisitos -referidos a la convergencia de la economía británica con las de la zona euro- para adoptar la divisa europea.
Según la mayoría de los medios informativos británicos, Brown ha concluido que el Reino Unido no ha aprobado el “examen” para ingresar en el euro, aunque dejará en el aire el interrogante de si este país puede lograr pronto ese objetivo, a fin de que pueda celebrarse un referéndum antes de 2005. La próxima semana, el Gobierno celebrará una sesión especial sobre el euro y, el 5 ó el 6 de junio, habrá una última reunión en la que los ministros discutirán la adhesión, después de tener la oportunidad de entrevistarse por separado con Blair y Brown.
La insólita declaración de ambos dirigentes ha sido interpretada como un intento no sólo de convencer a la opinión pública, sino de evitar futuras divisiones en el Ejecutivo que podrían ser perjudiciales de cara a las próximas elecciones generales.