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La UE estudia la creación de un bono europeo

La creación de un bono común de la zona euro para ayudar a los países en problemas es una de las iniciativas que discutieron los ministros de Finanzas de la UE convocados para reformar las reglas de juego de la Unión Monetaria. Se endurecen las sanciones y se cambiarán los tratados que sean necesarios.

La iniciativa está todavía inmadura y es sólo una de las propuestas que están sobre la mesa en esta primera reunión del grupo especial liderado por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, por lo que las fuentes consultadas declinaron ofrecer más detalles sobre cómo podría articularse este tipo de bonos.

La proposición ha estado sobre la mesa durante años y ha sido recientemente rescatada por el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, como un método para que los países con más dificultades para acceder al mercado puedan aprovecharse de la credibilidad de los países con mejor calificación, como Alemania, para obtener un abaratamiento de la financiación. Los críticos como Alemania consideran, sin embargo, que este tipo de bonos podría incentivar a los países a incurrir en mayores déficit.

Entre otras ideas que fueron discutidas este viernes, a propuesta de la Comisión Europea, de los Estados miembros o del propio Van Rompuy, se encuentra el endurecimiento del Pacto de Estabilidad, que fija las normas europeas de disciplina presupuestaria y que no ha impedido el hundimiento de las finanzas públicas en Grecia, origen de la emergencia por la que atraviesa ahora la Eurozona.

Para ello, se contemplan propuestas inconcebibles hace diez años, como que la Comisión Europea examine los proyectos de presupuestos nacionales antes de que sean aprobados por los respectivos parlamentos, la suspensión de las ayudas europeas a los países con déficit reincidentes o incluso el derecho de voto.

Alemania, principal motor de la unión monetaria y principal prestamista a los planes de rescate acordados recientemente para Grecia y los socios más frágiles de la zona, presentará una serie de medidas muy estrictas.

Según los medios alemanes, el plan contempla el sometimiento de los programas de estabilidad a una verificación severa e independiente por parte del Banco Central Europeo (BCE) o de un círculo de institutos de investigaciones económicas independientes.

Además, exige que todos los países de la zona euro se comprometan a anclar de manera vinculante en sus respectivas legislaciones las reglas preventivas del pacto de estabilidad y crecimiento. Alemania plantea que aquellos países que no se atengan a las directrices para la reducción del déficit público sean castigados con la suspensión temporal de las ayudas estructurales de la UE.

También sugiere que los Estados que, como en el caso de Grecia, violen flagrantemente las reglas de juego de la Unión podrían llegar a perder su voto en el Consejo de la UE por lo menos durante un año.

El plan alemán contempla como último recurso un proceso de insolvencia ordenada para los países que se encuentren en estado de quiebra práctica. Por su parte, la CE presentó el 12 de mayo pasado su propia contribución al debate encaminado a prevenir futuras crisis.

Las iniciativas que defendió el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, incluyen una mayor consideración de las divergencias de competitividad entre los socios y la creación de un instrumento permanente de resolución de crisis, similar al aprobado para Grecia y el euro.

En este sentido, ante la posibilidad de que ciertas propuestas pudieran requerir un cambio en los tratados (una opción que descarta la Comisión Europea pero que defiende Alemania), el equipo de Van Rompuy desea que los cambios legales sean discutidos en la parte final de los trabajos del grupo especial, que debe presentar su informe en octubre próximo. El acuerdo alcanzado es que se modifiquen los tratados que sean oportunos.

 

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