El secretario de Estado de Economía aprovechó su comparecencia ante la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso de los Diputados para anunciar que “España casi ha sacado sobresaliente en su plan remitido a Bruselas”, lo que equivaldría a la segunda nota más alta, “sólo por detrás de Letonia.
En este sentido, Campa ha asegurado que el plan del Gobierno español para cumplir con el Plan de Estabilidad y Crecimiento es “coherente” y es el documento “más desarrollado” de todos los presentados por los países miembros. Además, recalcó que la perspectiva para el próximo ejercicio es de crecimiento, “no sólo del PIB, sino también de la demanda real: la palabra es estabilidad, no estancamiento”.
El problema con estas palabras del número dos de Elena Salgado es que se contradicen con lo anunciado la semana pasada por la propia Comisión Europea. En su comunicado, tras estudiar los diversos planes presentados por los países, asegura que España debe “precisar la estrategia presupuestaria”; que las previsiones económicas sobre las que se ha hecho el plan del Gobierno son “excesivamente optimistas” (para este mismo año, Bruselas prevé una caída del 0,6% del PIB español, el doble que el Gobierno); y que sería necesario que esta trayectoria de ajuste se reforzara “con medidas concretas”.
En el lado positivo (y a eso debe agarrarse Campa para blandir su “sobresaliente”), la Comisión admite que las cifras presentadas “un esfuerzo importante”.
Una lectura global de todas estas consideraciones muestra que el Gobierno de la UE cree que los objetivos del Gobierno (lo que dice) son positivos, pero que no logrará cumplirlos (los resultados reales). Esto es coherente con lo anunciado por el Banco Central Europeo hace unos días, cuando en su previsión acerca de los déficit públicos de la eurozona situó a España como el segundo peor país tras Irlanda (5,3% en 2012, frente al objetivo del 3%).