L D (EFE) El director general de la OMC, Pascal Lamy, ha dicho que el fracaso de sus principales negociadores comerciales para llegar a un acuerdo envía "una señal negativa" para la evolución de la economía global.
Lamy pidió hoy a los 149 países de la OMC que tras el fracaso de la última reunión entre los mayores socios comerciales, las negociaciones de la agenda de Doha debía "suspenderse" y "abrir un periodo de reflexión", del que no dijo cuánto puede durar.
El director general de la OMC subrayó que tras este nuevo fracaso, los países tienen que "hacer frente a sus responsabilidades" y agregó que "las consecuencias económicas no se verán inmediatamente, pero se verán pronto. Esto afectará al ambiente geopolítico global". Lamy, decepcionado por esa suspensión, subrayó que "ahora hay que reflexionar en casa. Cada uno tiene que reflexionar lo que hace falta en esta negociación que es lo siguiente: pagar un poco más para tener un poco menos". "Eso tiene que ser el resultado de un trabajo interior", señaló Lamy, que consideró que sería "hipócrita" pensar que sin ese periodo de reflexión interna de cada país sobre lo que están dispuestos a dar, habría resultados.
La Ronda de Doha, que se lanzo en noviembre de 2001 y pretendía concluirse a finales de 2004, tiene el propósito de alcanzar acuerdos que, entre otros asuntos, hagan posible la liberalización del comercio agrícola, industrial y de servicios.
El director general de la OMC subrayó que tras este nuevo fracaso, los países tienen que "hacer frente a sus responsabilidades" y agregó que "las consecuencias económicas no se verán inmediatamente, pero se verán pronto. Esto afectará al ambiente geopolítico global". Lamy, decepcionado por esa suspensión, subrayó que "ahora hay que reflexionar en casa. Cada uno tiene que reflexionar lo que hace falta en esta negociación que es lo siguiente: pagar un poco más para tener un poco menos". "Eso tiene que ser el resultado de un trabajo interior", señaló Lamy, que consideró que sería "hipócrita" pensar que sin ese periodo de reflexión interna de cada país sobre lo que están dispuestos a dar, habría resultados.
La Ronda de Doha, que se lanzo en noviembre de 2001 y pretendía concluirse a finales de 2004, tiene el propósito de alcanzar acuerdos que, entre otros asuntos, hagan posible la liberalización del comercio agrícola, industrial y de servicios.
EEUU y la UE se culpan del fracaso
El Gobierno de EEUU atribuyó el fracaso de las negociaciones a la "inflexibilidad" de varios de sus socios comerciales. La falta de un acuerdo y la suspensión de las negociaciones fue recibida con malestar por altos cargos del Gobierno y por numerosos líderes del Congreso de Estados Unidos.
Varios líderes del Senado, entre ellos el republicano Chuck Grassley, presidente del Comité de Finanzas, y el demócrata Max Baucus afirmaron, en sendos comunicados, que para EEUU sería inaceptable un "acuerdo diluido" en la Ronda de Doha. Asimismo, acusaron a la Unión Europea (UE) de proteccionismo y dijeron que ese bloque exige un mayor acceso al mercado de EEUU.
En una conferencia telefónica desde Ginebra, la representante de Comercio Exterior de EEUU, Susan Schwab, y el secretario de Agricultura, Mike Johanns, se mostraron "decepcionados" con la "insuficiente convergencia" en el encuentro, pero reiteraron el compromiso de Washington con la liberalización del comercio. "Desafortunadamente, la mayoría de nuestros socios comerciales se presentó (en Ginebra) con las mismas posiciones" de la fracasada reunión anterior, dijo Schwab. "El acceso a los mercados agrícolas es la contribución más importante que podemos hacer al desarrollo y a los países en desarrollo... Presentamos nuestras flexibilidades sobre la mesa" sin lograr algo sustancial, manifestó la representante de Comercio Exterior.
Schwab aseguró que EEUU presentó un plan muy ambicioso en octubre, con recortes significativos en los subsidios y supeditado a una mayor apertura de los mercados en otros países, pero "no podemos negociar solos". Johanns dijo que la "inflexibilidad" de los demás países negociadores, que insisten en proteger gran parte de su sector agrícola, ha dado como resultado "una propuesta devastadora en lo que se refiere al acceso a los mercados". Schwab indicó que, a falta de un consenso entre los 149 países miembros de la OMC, Washington mantendrá sus negociaciones en paralelo para buscar formas de "destrabar lo que se ha estancado".
La Ronda de Doha, que se pretendía concluir este año, se lanzó en 2001 para profundizar en la liberalización de la agricultura, la industria y los servicios, entre otros, de lo que se beneficiarían los países menos desarrollados. En respuesta a las acusaciones de otros países contra EEUU por la ausencia de un acuerdo, Schwab volvió a insistir en la buena voluntad negociadora de Washington. Asimismo, subrayó que "señalar con un dedo acusatorio no va a aliviar la pobreza" ni fomentar el desarrollo en el mundo. En ese sentido, señaló que solo unos cuántos países, entre ellos Australia, "llevaron más flexibilidad" a la mesa de negociaciones.
Varios líderes del Senado, entre ellos el republicano Chuck Grassley, presidente del Comité de Finanzas, y el demócrata Max Baucus afirmaron, en sendos comunicados, que para EEUU sería inaceptable un "acuerdo diluido" en la Ronda de Doha. Asimismo, acusaron a la Unión Europea (UE) de proteccionismo y dijeron que ese bloque exige un mayor acceso al mercado de EEUU.
En una conferencia telefónica desde Ginebra, la representante de Comercio Exterior de EEUU, Susan Schwab, y el secretario de Agricultura, Mike Johanns, se mostraron "decepcionados" con la "insuficiente convergencia" en el encuentro, pero reiteraron el compromiso de Washington con la liberalización del comercio. "Desafortunadamente, la mayoría de nuestros socios comerciales se presentó (en Ginebra) con las mismas posiciones" de la fracasada reunión anterior, dijo Schwab. "El acceso a los mercados agrícolas es la contribución más importante que podemos hacer al desarrollo y a los países en desarrollo... Presentamos nuestras flexibilidades sobre la mesa" sin lograr algo sustancial, manifestó la representante de Comercio Exterior.
Schwab aseguró que EEUU presentó un plan muy ambicioso en octubre, con recortes significativos en los subsidios y supeditado a una mayor apertura de los mercados en otros países, pero "no podemos negociar solos". Johanns dijo que la "inflexibilidad" de los demás países negociadores, que insisten en proteger gran parte de su sector agrícola, ha dado como resultado "una propuesta devastadora en lo que se refiere al acceso a los mercados". Schwab indicó que, a falta de un consenso entre los 149 países miembros de la OMC, Washington mantendrá sus negociaciones en paralelo para buscar formas de "destrabar lo que se ha estancado".
La Ronda de Doha, que se pretendía concluir este año, se lanzó en 2001 para profundizar en la liberalización de la agricultura, la industria y los servicios, entre otros, de lo que se beneficiarían los países menos desarrollados. En respuesta a las acusaciones de otros países contra EEUU por la ausencia de un acuerdo, Schwab volvió a insistir en la buena voluntad negociadora de Washington. Asimismo, subrayó que "señalar con un dedo acusatorio no va a aliviar la pobreza" ni fomentar el desarrollo en el mundo. En ese sentido, señaló que solo unos cuántos países, entre ellos Australia, "llevaron más flexibilidad" a la mesa de negociaciones.
Una versión muy distinta de los sucedido la ha dado la UE que resaltó la posición inflexible de EEUU, sobre todo en agricultura, y su falta de interés en las negociaciones para la liberalización comercial. La Comisión Europea (CE) denunció, en un documento difundido en Bruselas, el escaso empeño de EEUU por conseguir un acuerdo sobre apertura de mercados agrícolas e industriales que hubiera permitido terminar con éxito en 2006 la llamada Ronda de Doha, que comenzó en 2001 para profundizar en la liberalización de intercambios.
La CE difundió un análisis de las ofertas presentadas hasta ahora por la UE y Estados Unidos, especialmente en agricultura, para criticar la falta de concesiones de la parte estadounidense, frente a las propuestas "ambiciosas" de los negociadores europeos. Según la Comisión, el departamento de Comercio de EEUU ha sugerido que la falta de consenso es mejor que un mal acuerdo, lo que rechaza la UE. Durante las negociaciones en la OMC, los europeos han reclamado a EEUU que reduzca sus subvenciones agrícolas internas, mientras que los estadounidenses solicitaron a la UE que incrementara el acceso a sus mercados agrícolas, mediante la reducción de aranceles. Por su parte, el G-20 (grupo de países emergentes liderado por Brasil e India) ha pedido a ambas potencias movimientos en los citados aspectos de las negociaciones agrícolas; la UE y EEUU reclamaron al G-20 más apertura en sus mercados industriales.
Bruselas recordó, en este sentido, que la oferta de la UE plantea una reducción media de sólo 39 por ciento en los aranceles a la importación de productos agrícolas y que en junio el responsable negociador, el comisario europeo Peter Mandelson, propuso elevar ese recorte al 51,5% si había movimientos de otros socios. "Esta oferta es la mayor reducción arancelaria ofrecida por la UE en una negociación multilateral", según el análisis de la CE.
El G-20 reclamaba una reducción de aranceles del 54%, según la misma fuente. Además, la UE "ha estado dispuesta a discutir" sobre la rebaja de protección aduanera a la categoría de productos sensibles, es decir aquellos a los que la reducción de aranceles debe afectar menos. Según la CE, la oferta comunitaria beneficiaba a los exportadores de todo el mundo, incluidos de EEUU y supondría una reducción de las ventas de la UE en sectores como el azúcar (cinco millones de toneladas), leche o ave (-25 por ciento). En cuanto a las propuestas de EEUU, la CE indica que no implica un recorte lo suficientemente alto del gasto de este país en subsidios agrícolas que distorsionan el comercio. EEUU propuso recortar un 60 por ciento los apoyos que distorsionan el comercio.
La CE difundió un análisis de las ofertas presentadas hasta ahora por la UE y Estados Unidos, especialmente en agricultura, para criticar la falta de concesiones de la parte estadounidense, frente a las propuestas "ambiciosas" de los negociadores europeos. Según la Comisión, el departamento de Comercio de EEUU ha sugerido que la falta de consenso es mejor que un mal acuerdo, lo que rechaza la UE. Durante las negociaciones en la OMC, los europeos han reclamado a EEUU que reduzca sus subvenciones agrícolas internas, mientras que los estadounidenses solicitaron a la UE que incrementara el acceso a sus mercados agrícolas, mediante la reducción de aranceles. Por su parte, el G-20 (grupo de países emergentes liderado por Brasil e India) ha pedido a ambas potencias movimientos en los citados aspectos de las negociaciones agrícolas; la UE y EEUU reclamaron al G-20 más apertura en sus mercados industriales.
Bruselas recordó, en este sentido, que la oferta de la UE plantea una reducción media de sólo 39 por ciento en los aranceles a la importación de productos agrícolas y que en junio el responsable negociador, el comisario europeo Peter Mandelson, propuso elevar ese recorte al 51,5% si había movimientos de otros socios. "Esta oferta es la mayor reducción arancelaria ofrecida por la UE en una negociación multilateral", según el análisis de la CE.
El G-20 reclamaba una reducción de aranceles del 54%, según la misma fuente. Además, la UE "ha estado dispuesta a discutir" sobre la rebaja de protección aduanera a la categoría de productos sensibles, es decir aquellos a los que la reducción de aranceles debe afectar menos. Según la CE, la oferta comunitaria beneficiaba a los exportadores de todo el mundo, incluidos de EEUU y supondría una reducción de las ventas de la UE en sectores como el azúcar (cinco millones de toneladas), leche o ave (-25 por ciento). En cuanto a las propuestas de EEUU, la CE indica que no implica un recorte lo suficientemente alto del gasto de este país en subsidios agrícolas que distorsionan el comercio. EEUU propuso recortar un 60 por ciento los apoyos que distorsionan el comercio.
Bruselas resalta que la falta de acuerdo sobre Doha pondrá en peligro la credibilidad de la OMC y es un fracaso de cara a acuerdos multilaterales en beneficio de pactos bilaterales. Además, se pierde la oportunidad de que las economías emergentes de Asia y América del Sur, sobre todo China y Brasil asuman sus "responsabilidades" como nuevas potencias comerciales, según la nota.