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El buque insignia de las renovables andaluzas se hunde pese a las ayudas públicas

Isofotón, el buque insignia del sector de las energías renovables en Andalucía, está al borde de la quiebra pese las cuantiosas subvenciones públicas recibidas. Su propietario quiere venderla a un precio simbólico, pero no encuentra compradores.

Pepe Iglesias, miembro del sindicato CSI-CSIF, se preguntaba hace un año cómo puede llegar a esta situación una empresa que, además de ser referente en uno de los sectores de las renovables con mayor crecimiento, ha recibido más de 20 millones de subvenciones en los últimos años.

"El dinero público que ha inyectado la Junta de Andalucía debe garantizar primero el empleo en la provincia, y aunque no dudo que Isofotón haya invertido ese dinero -en 2007 destinó 18 millones de euros a I+D-, la verdad es que las cuentas no están muy claras. Ha habido una falta de control y fiscalización de las subvenciones públicas por parte de la Junta".

Hablaba de Isofotón, el buque insignia del Parque Tecnológico de Málaga, como la llama El Economista y de un ERE que afectaba entonces al 95% de su plantilla. Ahora, el problema es que Bergé y Cía, su propietario, quiere venderla a un precio simbólico y no tiene compradores. Eso sí, el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, presentará pronto junto con Zapatero, el proyecto Andalucía Sostenible. ¿Adónde ha ido a parar la millonada de dinero público que se ha enterrado en ella?

El consejero andaluz de Innovación, el socialista Martín Soler, ha asegurado que hasta cuatro empresas estarían interesadas oficialmente en participar como socio financiero, comercial y tecnológico de la fotovoltaica.

Pero, subraya el citado periódico que los días pasan y nada se sabe. Bergé & Cía, propietario de la empresa y uno de los principales grupos industriales españoles, está dispuesto a vender Isofotón a un precio simbólico, más la deuda.

La plantilla, muy preocupada por su futuro, trabaja ahora una semana al mes (hasta abril de 2010), tras aceptar, con gran esfuerzo, dos expedientes de regulación de empleo consecutivos en un año. De los 1.100 trabajadores con que contaba a principios de 2008, ahora quedan sólo 698.

Isofotón, creada en 1981 y que ha sido mucho tiempo una empresa dependiente de la Junta donde se ha enterrado no poco dinero público, no ha sido ajena al estancamiento empresarial provocado por el Gobierno socialista con el Real Decreto 1.578 de 2008.

La compañía ha sido incapaz de adoptar una estrategia comercial eficaz ante el nuevo marco legal. Fernando D'Ornellas, consejero delegado del Grupo Bergé, dijo en su día que nunca pensó que iba a pasar esto. Es decir, que la Junta ha primado unos negocios que han sido reventados por el Gobierno socialista nacional de Zapatero.

El director del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER), Manuel Cendagorta, criticó  lo que llamó a finales de 2008 la "crisis inducida por el Ministerio" en el sector fotovoltaico por su "ánimo de recortar" el 'boom' experimentado en el desarrollo de este tipo de energía, "a lo que se une la crisis financiera, que ya de por sí habría sido suficiente". 

Cendagorta sostuvo que el Real Decreto 1.578/2008 fue "un trámite administrativo brutal inventado por el Ministerio con el objetivo de originar desmotivación y destrozar las reglas del juego" en el caso de la energía solar. El director del ITER, en esta línea, remarcó que el Estado "se ha equivocado" al aprobar una norma que, según afirmó, pretende "frenar el desarrollo de este tipo de energía, porque hace casi inviable la instalación".

Esta empresa malagueña con presencia en 60 países es la número uno en producción de paneles fotovoltaicos de España y una de las diez más importantes del mundo. Con una inversión de 54 millones de euros, hace cuatro  años inauguró en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), una de las más modernas fábricas de placas solares, un vanguardista edificio de 28.000 m2 con las últimas tecnologías.

En suma, una de las compañías con mayor renombre en energías renovables del país, de la que le gustaba presumir al Grupo Bergé (o así ocurría hasta no hace mucho), tras comprar la compañía a la Junta de Andalucía hace diez años.

Según CCOO, la situación es muy desesperada: Isofotón acumula un stock de módulos fotovoltaicos valorados en aproximadamente 20 millones de euros, de difícil venta en Europa por la actual coyuntura. "Una salida sería que todos los proyectos públicos de energía fotovoltaica que se realicen en Málaga y su provincia cuenten con ese stock, sería una solución ideal", aseguran.

Notas para una historia de Isofotón

La historia pública de este empresa comienza con Rafael Escuredo de Presidente en 1984. En aquel momento, se decidió la participación de SOPREA, S.A., empresa pública de la Junta en el capital social de ISOFOTON, S.A y la concesión de un préstamo de 10 millones de pesetas a dicha Sociedad. Posteriormente en 1985, Soprea entrada a formar parte del capital social de Isofotón, SA con 20 millones de pesetas.

En 1986, se meten en Isofotón, SA otros 15 millones de pesetas públicas. Desde entonces hasta la llegada del grupo privado Bergé y Cía, las subvenciones y ayudas fueron constantes. Hasta 45 millones más en concepto de subvenciones se registran en el BOJA hasta enero de 1997.

En 1997, por el acuerdo de 4 de marzo de 1997, la Junta presidida por Manuel Chaves ratificó el adoptado por el Consejo Rector del Instituto de Fomento de Andalucía, relativo a la empresa Isofotón, SA. y que consistía en vender el 90 por ciento del capital social de Isofotón, SA, hasta entonces mayoritariamente participada por el Instituto de Fomento de Andalucía, a través de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Económica de Andalucía, S.A. (SOPREA, S.A.), a la empresa Berge Solar, S.A., por precio de ¡¡13 millones!!, muchísimo menos dinero del que se había gastado la Junta en ella.

Pero eso no es todo. Con carácter previo a dicha enajenación, el Instituto de Fomento de Andalucía se comprometió a abordar las necesarias operaciones de saneamiento financiero de la empresa, en las que, textualmente, "podrá invertir una cantidad máxima de 340.000.000 de pesetas", 26 veces más del precio de la venta a manos privadas.

Aún así, la empresa siguió costando dinero a los andaluces. Desde entonces hasta ahora, se han aportado a la empresa más de 27 millones de euros y se ha facilitado un préstamo de 2,5 millones. Es decir, casi 5.000 millones de pesetas públicas se han enterrado en la empresa y no se sabe aún a cuánto ascienden sus pérdidas. Ni la Junta ni Bergé y Cía han dado cuentas a nadie de este despilfarro de dinero público sin objeto ni resultado.

¿Se planteará de nuevo la Junta hacerse cargo de esta empresa? Hay voces que lo reclaman, lo cual sería insultante para la inmensa mayoría de los ciudadanos. No estaría demás que la oposición andaluza reclamara una explicación de este desastre.

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