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ABRÓCHENSE LOS CINTURONES

El camarada Valeriano especula con deuda: no hay dinero para las pensiones

La Seguridad Social salva los números rojos porque el Gobierno se juega el dinero de la hucha de las pensiones en la tormenta de deuda pública.

La Seguridad Social salva los números rojos porque el Gobierno se juega el dinero de la hucha de las pensiones en la tormenta de deuda pública.

 

¡Quién le iba a decir al camarada Valeriano que su ministerio iba a salvar los números de la Seguridad Social especulando en los mercados de deuda pública! Como siempre, la realidad supera a la ficción y el apetito que tienen los inversores internacionales por el riesgo de los bonos españoles (ya saben, los papelitos que Salgado vende en su tenderete) es lo que hace que las maquilladas cifras de la caja destinada a proteger las prestaciones sociales, tenga todavía más ingresos que gastos.

El sistema es sencillo, pero ilegal. En época de Aznar el Gobierno creó un fondo de reserva para proteger a la Seguridad Social de los efectos devastadores del déficit. El objetivo es que este fondo constituyera una hucha de las pensiones que pudiera servir al Estado para financiar el sistema de protección cuando entrara en números rojos. Es una caja en la que el Gobierno debe ir metiendo todos los años el superávit de la Seguridad Social y destinar esos fondos a inversiones totalmente seguras. Para ello creó una Ley que ahora el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido violar.

El Gobierno ha vendido en los últimos meses deuda francesa y alemana que tenía en la hucha de las pensiones para comprar bonos españoles. Es decir, que ha cambiado productos financieros de la máxima calidad por otros de menor solvencia, sacrificando seguridad por rentabilidad. Esto va contra la Ley, que establece que el fondo sólo puede invertir en deuda "que tenga la máxima calidad crediticia", y la española, desde enero de 2009, ya no lo es. Por lo tanto, el Gobierno se juega el dinero de la hucha especulando en los mercados de deuda.

Y ahora, como reflejan hoy en sus portadas los diarios económicos que no pertenecen al Grupo Prisa -es decir, Expansión y El Economista- la Seguridad Social se salva del déficit por los intereses de su fondo, que se han disparado como consecuencia del riesgo de que España coquetee con la suspensión de pagos y deba ser rescatada por las autoridades europeas el FMI. Sin el rendimiento de las reservas, arrojaría unos números rojos de casi 300 millones.

Lo único que separa ahora mismo a la Seguridad Social del vértigo del déficit son los intereses de su Fondo de Reserva. Sólo los 2.661 millones generados por este fondo han permitido a la Seguridad Social presentar en 2010 un superávit de 2.382 millones, ya que la caída respecto al ejercicio anterior ha sido del 72 por ciento. La sangría laboral ha hecho que el número de cotizantes ocupados se redujera en casi 250.000 afiliados, lo que recortó su aportación en 422 millones de euros.

El Economista titula su Editorial: "La Seguridad Social al rojo vivo" expone la situación sin paños calientes: "Es decir, los vaivenes que el mercado ha propinado a las economías en dificultades han elevado el rendimiento de la hucha de las pensiones, invertida en su mayoría en deuda pública nacional, y han evitado que se destapara ya y sin ambages la insostenibilidad de nuestro sistema tal y como está diseñado."

Por su parte, el diario Expansión critica en sus páginas de opinión que ahora el Gobierno vincule la reforma de las pensiones a un pacto energético con los sindicatos para recuperar la energía nuclear. Como lo oyen, resulta que CCOO y UGT podrían aceptar aumentar la edad de jubilación si Zapatero prorroga la vida de las centras nucleares en funcionamiento. En su Editorial, titulado "Nucleares y pensiones, la velocidad y el tocino", el periódico se rasga las vestiduras y califica de "inaudita" la propuesta.

Y éramos pocos y parió la abuela. Va ahora el nuevo presidente de la patronal y suelta que está dispuesto "a lo que haga falta" para cerrar un pacto global sobre la reforma de las pensiones, de la negociación colectiva o la corrección de la reforma laboral. "Incluso, aunque podamos quemarnos, siempre que el Gobierno y los grupos parlamentarios se pongan de acuerdo". Pues muy bien, deje usted que los políticos tomen decisiones económicas y no quedará de España ni el nombre en unos meses.

Por cierto, que el presidente de CEOE ya no se llama "Joan" sino "Juan" Rosell, ya que los diarios han decidido utilizar su nombre en español en lugar de su vertiente catalana. Es algo parecido a lo que le ha pasado a "Carma" Chacón, que ahora vuelve a llamarse Carmen para lavar su imagen de nacionalista al frente del Ministerio de Defensa. La verdad es que nunca he escuchado a un catalanista pedir algo a la opinión pública española en otro idioma que no sea el castellano.

Por supuesto, los periodistas del diario económico de Prisa, Cinco Días, no comparten estas críticas al señor Rosell, y en el Editorial le aplauden por su "sentido de Estado". Es mejor que lo lean ustedes mismos y lleguen a sus propias conclusiones:

"Juan Rosell, el nuevo presidente de la CEOE, satisfizo ayer la expectación despertada ante su primera comparecencia pública tras acceder al cargo. Su discurso rebosó sentido de Estado al solicitar a propios y extraños la responsabilidad que, como dirigentes, les exige la sociedad para desencallar la economía española. El talante constructivo y pactista -como él mismo definió la postura actual de la patronal- es una bocanada de esperanza y confluye con la demanda expresada recientemente por los dirigentes de los sindicatos de un gran pacto de Estado que sirva de revulsivo económico contra la crisis".

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