Según el Instituto Nacional de Estadística, el IPI (Índice de Producción Industrial) ha vuelto a caer el pasado diciembre por cuarto año consecutivo, hasta un valor, una vez filtrado y corregido de efectos de calendario, de 84,26, lo que significa un leve descenso del 0,3% respecto a diciembre de 2009. El desplome que acumula la industria española desde diciembre de 2006 llega ya al 22,6%.
Esto sucede a pesar del buen comportamiento del sector exportador, que ha subido a tasas superiores al 15% durante todo 2010. Ello da idea de la enorme debilidad de la demanda interna y de cómo están sufriendo tanto la inversión como el consumo.
En el siguiente gráfico se aprecia la gran caída que tuvo la producción industrial desde 2007, sin precedentes desde que existen datos. Este descenso en la actividad industrial también se produjo, aunque de forma menos acusada, en Alemania. Pero mientras que en Alemania a partir de la primavera de 2009 comenzó la recuperación, de modo que su producción ya está a niveles de finales de 2006, en España ha retrocedido a niveles de 1997 y sigue sin recuperarse.
Ahora mismo el peligro fundamental que existe es que las tensiones inflacionistas, que ya son patentes, provoquen una contracción de la demanda exterior (de la que dependemos de forma principal), lo que haría que nuestro sector industrial iniciara otra nueva etapa de contracción.