LD (Agencias) El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, afirmó que el sistema financiero global está al borde del colapso a pesar de la intervención de las autoridades estadounidenses y europeas para intentar estabilizar los mercados.
"Ni siquiera las medidas sin precedentes de los gobiernos de las principales economías como la coordinación entre los bancos centrales para la bajada de tipos han logrado calmar la situación", indicó. "Las medidas aún no han logrado su objetivo de estabilizar los mercados y robustecer la confianza. Por consiguiente, probablemente serán necesarias más iniciativas en los próximos meses", afirmó Strauss-Kahn durante su intervención ante el Comité Monetario y Financiero del FMI.
El director gerente del FMI aseguró que la crisis financiera se ha agravado y ahora afecta a más secciones del sistema financiero, incluidos los mercados emergentes, que hasta ahora habían permanecido a salvo de la crisis. En ese sentido, las condiciones probablemente seguirán siendo difíciles, dijo, conteniendo las perspectivas de crecimiento global. Las condiciones crediticias se endurecerán y provocarán una limitación de la capacidad de los bancos y las empresas para financiarse, explicó.
El FMI ya ha advertido de que la economía mundial se ralentizará gravemente el año próximo y de que la recuperación será inusualmente lenta, con Estados Unidos y Europa en recesión o al borde de la misma.
El reto inmediato de los responsables financieros es recuperar el orden del sistema y proteger las economías manteniendo la inflación bajo control. Para lograrlo, dijo Strauss-Kahn, se necesitarán "respuestas integrales que aborden los problemas sistémicos", incluidos los activos tóxicos, la recapitalización de los bancos y la inyección de capital para financiar a los mercados.
"Para restablecer la confianza es necesario un compromiso claro para una acción concertada y coordinada que facilite el reconocimiento a tiempo de los activos problemáticos y la recapitalización bancaria", indicó. La preocupación para las economías emergentes y en desarrollo será la ralentización de la actividad económica a medida que desaparezca la inflación global.
Estos cambios justificarían una interrupción en el ciclo de austeridad en la política monetaria, especialmente en los países con efectos de inflación de segunda fase procedente de la limitación de los precios de las materias primas. "Se adoptará un giro hacia la relajación si las perspectivas siguen deteriorándose", dijo.