Cada trimestre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica la Encuesta de Población Activa (EPA). Ésta es la manera más fiable de medir el paro, puesto que la cifra que cada mes saca el Ministerio de Trabajo sólo se refiere a las personas que se acercan a los servicios públicos de empleo y se inscriben como parados: esta cifra está sesgada por los manejos del departamento de Celestino Corbacho y porque hay mucha gente que no va al INEM porque no confía en encontrar empleo por esa vía.
Pues bien, según los datos publicados este viernes, ya hay 4.645.500 personas en paro en España, 508.000 más que hace un año, lo que sitúa la tasa en el 20,6% de la población activa. Estas grandes cifras esconden millones de dramas personales y familiares, de personas sin trabajo que han perdido la esperanza y la autoestima. Por eso, es interesante analizar las tablas publicadas por el INE, en las que se segmenta por edad, sexo u ocupación. Y entre todos estos datos, dos sobresalen como la expresión más dramática del desempleo: ya hay más de 1.300.000 hogares con todos sus miembros en paro y más de 1.800.000 personas que perdieron su trabajo hace más de un año.
Hogares "parados"
El dato de las familias con todos sus miembros en paro es uno de los más llamativos cada trimestre porque lleva la imaginación a miles de casas en las que nadie aporta ningún ingreso derivado del trabajo. Sólo los subsidios, la ayuda benéfica o el apoyo de la familia sostienen a más de 1.300.000 viviendas españolas.
Además, lo preocupante es que esta cifra ha crecido un 17% en el último año, lo que supone que 170.000 hogares más se han incorporado a esta desgraciada situación. En muchos de los relatos que se hacen de los años 30 en EEUU, la época de la Gran Depresión se muestra como lo peor no era la situación de desempleo, sino el daño moral que causaba en los cabezas de familia el no poder sostener a los suyos con sus propios medios, sino tener que confiar en la caridad pública o privada.
Larga duración
Con el eufemismo "parados de larga duración" se esconden cientos de miles de personas, en su gran mayoría con más de 40 años de edad, que perdieron su empleo hace más de doce meses. Este colectivo también ha sido uno de los que más ha crecido en el último año: un 65,44%, 716.200 personas, lo que hace un total de 1.810.800 parados. Además, muchos de estos desempleados están muy cerca de terminar de cobrar sus prestaciones o ya las han agotado: el plazo máximo del subsidio por desempleo en España es de dos años. Esto añade la angustia de la carestía de ingresos a la tensión por la falta de trabajo.
El problema es que alguien que lleva más de un año parado tendrá mucho más difícil salir de esa situación: pierde conocimientos, contactos y habilidades que le serían muy útiles para encontrar trabajo. Además, seguramente se verá abocado a buscar trabajos menos remunerados y de peor categoría de los que disfrutaba anteriormente. Y, para cualquier persona de más de 40-45 años en esta situación cada día se abre la muy realista perspectiva de no volver a trabajar nunca más en su vida.