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La gran estafa del espionaje chino a Renault

El responsable de seguridad de la firma podría haber pasado información falsa a cambio de pagos para fuentes inexistentes.

El pasado enero, Renault despidió a tres de sus directivos por supuesto espionaje industrial en favor de empresas chinas. El caso fue desde el primer momento una auténtica bomba en Francia, donde se sucedieron las reacciones (y las declaraciones de políticos y agentes sociales) en contra de las prácticas comerciales habituales en el gigante asiático. Sin embargo, en los últimos días, todo ha cambiado.

El antiguo responsable de seguridad de la firma automovilística ha sido encarcelado, acusado de estafa. Lo que podría sucedido es que éste habría contado una historia falsa a sus jefes, a los que convenció de que le pagasen más de 300.000 euros que irían destinados, al parecer, a pagar a las fuentes que iban a desvelar las claves del espionaje. Ahora, lo que parece es que esas fuentes nunca existieron y que los acusados de pasar información a la competencia eran completamente inocentes.

De esta manera, los ex directivos despedidos podrían ser ahora las víctimas y no los culpables. Responsables de la compañía ya han anunciado que presentan sus "excusas", tanto a ellos como a sus familias y han asegurado que habrá "reparaciones" por los daños causados. Pese a todo, el caso deja en muy mal lugar a la empresa y ya se comienza a hablar de despidos al más alto nivel, informa Efe.

La investigación

El fiscal de París Jean-Claude Marin señaló que la investigación judicial que se abrió en enero por un posible espionaje a Renault se orienta a "una posible estafa", tras el encarcelamiento anoche de Dominique Gevrey, uno de los responsables de seguridad del fabricante automovilístico.

"Nos orientamos a una posible estafa de información", declaró en una multitudinaria conferencia de prensa Marin, que puso el acento en que las primeras acusaciones por espionaje, que se sustentaban en lo que había revelado Gevrey, "se han revelado falsas o inexactas".

El fiscal recordó que Renault ha pagado 310.000 euros, supuestamente para pagar las fuentes a las que este responsable de seguridad dijo haber recurrido, pero de cuya existencia la justicia no tiene pruebas, y para las que Gevrey había solicitado a la compañía automovilística cantidades suplementarias todavía más importantes. "No tenemos ninguna información sobre la identidad de esas fuentes", dijo antes de confirmar que se está tratando de seguir la traza del dinero abonado por Renault, y que por ahora se han encontrado pistas en España y en Dubai.

Dos de los tres directivos despedidos por Renault el pasado 3 de enero presentaron denuncias por calumnias que ahora van a añadirse a la investigación abierta ayer con la imputación de Gevrey.

Giro radical

El giro radical que está tomando este sumario deja en muy mala posición a Renault, que esta misma tarde convocó un consejo de administración extraordinario, al término del cual dará precisiones sobre su posición. En espera de los resultados de ese consejo de administración, Renault "agradece" en un comunicado a la Fiscalía y a los policías de los servicios secretos que han llevado a cabo la investigación "en colaboración con la empresa", al tiempo que "renueva su entera confianza en la justicia" para aclarar el caso.

Pero sobre todo el grupo automovilístico indicó que su presidente, Carlos Ghosn, y su director general, Patrick Pélata, van a recibir personalmente a los tres exdirectivos despedidos en enero acusados por las sospechas de espionaje que ahora se han venido abajo.

Ghosn y Pélata, que son objeto de rumores de dimisión desde el pasado fin de semana, se comprometieron en el comunicado a una "reparación" de esos tres ejecutivos y "que se restablezca su honor a los ojos de todos, teniendo en cuenta el grave perjuicio humano que han sufrido ellos y sus familias".

El escándalo

El origen de todo este escándalo fueron una serie de cartas anónimas en agosto de 2010 a directivos de Renault que advertían de una operación de espionaje de dos de esos ejecutivos despedidos en enero, Matthieu Tenenbaum y Michel Balthazar, que ocupaban puestos estratégicos en el desarrollo de vehículos eléctricos para la marca del rombo.

La empresa abrió entonces una investigación interna con la que, a partir de supuestas fuentes exteriores con las que estaba en contacto Gevrey -un antiguo militar que trabajó en los servicios secretos franceses- se confirmó que Tenenbaum, Balthazar y un tercer directivo, Bertrand Rochette, habían cobrado dinero de una empresa china en cuentas bancarias en Liechtenstein y Suiza.

Este lunes, Marin contó que las autoridades de esos dos países les han indicado que las cuentas aludidas no han existido e insistió en las "incoherencias" de Gevrey, detenido el viernes en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle cuando pretendía viajar a Guinea Conakry, según su testimonio a pasar unos días de vacaciones. El hecho es que Renault no le había concedido las vacaciones que él había solicitado, y que entre finales de 2009 y comienzos de 2010 estuvo también implicado en el despido de otro directivo de la compañía automovilística al que se reprochó haber recibido sobornos en una cuenta bancaria a nombre de un familiar. Una cuenta que la justicia francesa ha comprobado ahora que tampoco existió nunca.

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