En economía hay que tener muy en cuenta Lo que se ve y lo que no se ve, tal y como señalaba en su ensayo el liberal francés Frédéric Bastiat. El 17 de febrero de 2009, el presidente de EEUUU, Barack Obama, firmó en Colorado su famoso plan de estímulo para combatir la recesión, dotado con 787.000 millones de dólares para la realización de diversos proyectos públicos. A esta cifra se suman 75.000 millones extra aprobados el pasado diciembre, con lo que la cuantía total asciende a 862.000 millones de dólares.
Tras su primer aniversario, Obama se apresuró a anunciar que su particular “Plan E” ha evitado la destrucción de unos dos millones de empleos y salvará otro millón y medio en 2010. Por ello, "una segunda depresión ya no es una posibilidad, principalmente gracias al estímulo", según destacó el presidente la pasada semana, en una clara referencia a la Gran Depresión de los años treinta.
Y eso que el Gobierno federal apenas ha consumido un tercio del citado plan. Hasta el momento, el Ejecutivo federal tan sólo ha usado 300.000 millones de dólares del programa, y ahora pretende agilizar los desembolsos con el fin de alcanzar los 600.000 millones de gasto público extra a finales de 2010.
Hasta aquí lo que se ve. Sin embargo, Obama oculta lo que no se ve. El economista de la Universidad de Harvard Robert Barro señala que los 600.000 millones de gasto público extra en 2009 y 2010 tendrá un coste para familias y empresas próximo a los 900.000 millones de dólares. Es decir, el “estímulo” de Obama restará a los estadounidenses cerca de 300.000 millones de dólares netos.
En concreto, considera que cada dólar que gastó el Gobierno en 2009 destruyó 0,6 dólares de riqueza en el resto de la economía, mientras que restará 0,4 dólares en 2010, desmontando así el supuesto efecto multiplicador que genera el gasto público. El economista mantiene que, lejos de generar riqueza, el gasto gubernamental extra de 600.000 millones de dólares -300.000 en 2009 y otro tanto en 2010- restará cerca de 300.000 millones de dólares al PIB de EEUU -180.000 en 2009 y 120.000 en 2010-.
Un negocio nada rentable, a la vista de los datos. Además, a ello se suma el efecto negativo del multiplicador fiscal. Y es que, lo que tampoco dice Obama es que el dinero de su plan proviene de los impuestos futuros de los contribuyentes, captados mediante la emisión de deuda pública.
El negativo efecto fiscal
Así, si el Gobierno federal aumenta la recaudación fiscal en 600.000 millones de dólares durante 2011 y 2012, aplicando un multiplicador negativo del 1,1, la subida de impuestos restaría al PIB de EEUU cerca de 330.000 millones de dólares en 2012 y otro tanto en 2013, según Barro.
De este modo, Barro concluye que el crecimiento del gasto público y el aumento de impuestos ofrecerá al término de 2013 un resultado neto negativo para el PIB estadounidense, lo cual demuestra “que los países con sectores públicos más grandes tienden a crecer más lento en el largo plazo”, indica. A cinco años vista, “el paquete de estímulo fiscal es una forma de obtener un gasto público extra de 600.000 millones de dólares con un coste de 900.000 millones en el gasto privado. Un mal negocio”, según Barro.
Por último, la insistencia de Obama en tratar de estimular la economía con dinero público ha provocado que el presupuesto del Gobierno de EEUU en 2010 se sitúe en 3,8 billones de dólares, un nuevo récord histórico que, además, hace aumentar el abultado déficit público del país.
Y ello, sin contar que la promesa de reducir el paro mediante el Plan E ha fracasado rotundamente. No obstante, la tasa de desempleo en EEUU se mantiene próxima al 10% , pese a las previsiones optimistas del Ejecutivo sobre el efecto que, en teoría, tendría su programa de estímulo.