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El FMI avanza un segundo gran tsunami de pérdidas bancarias: 1,5 billones

El Fondo Monetario Internacional (FMI) admite que casi el 50% de las pérdidas de los bancos podrían seguir ocultas. Cerca de 1,5 billones de dólares. Tras el nuevo tsunami de pérdidas, la banca precisará grandes inyecciones de capital por cantidades similares a las realizadas hasta la fecha.

Los bancos centrales se preparan para una segunda gran ola de inyecciones de capital, pese a que en los últimos meses la mayoría de mensajes se ha centrado en avanzar posibles "estrategias de salida" a las medidas monetarias extraordinarias aplicadas hasta el momento (tipos de interés mínimos y compra de activos dudosos).

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, señaló este miércoles que cerca del 50% de las pérdidas de los bancos podrían seguir ocultas, una proporción que es mayor en Europa que en Estados Unidos, y advirtió de que, históricamente, no habrá un crecimiento fuerte ni saludable sin una "limpieza completa" de los balances de los bancos.

En una entrevista con el diario francés Le Figaro, Strauss-Kahn señala que en su opinión no debe limitarse el tamaño de los bancos, pero afirma que la creación de un tributo especial sobre la gran banca serviría para alentar al banco en cuestión a tomar menos riesgos y para reunir recursos que permitan enfrentar en el futuro cualquier crisis bancaria.

"La crisis financiera está casi bajo control, aunque los bancos aún están todavía muy lejos de haber limpiado sus balances"
.  Pese a que reconoce que "la cuestión es crítica porque aún se puede producir una crisis financiera", señala que "la reacción no puede ser la misma: no vamos a ver dos veces la inyección de miles de millones de dólares de dinero público en el sector financiero", subrayó.

¿Está pues dispuesto el FMI a dejar quebrar a grandes entidades?

La Segunda Conferencia Internacional de Banca organizada por el Banco Santander el pasado 17 de noviembre arroja algo de luz a esta cuestión.

El profesor del Instituto de Empresa (IE) Rafael Pampillón resume en una crónica la jornada a la que acudieron representantes de los grandes bancos internacionales y de varios Bancos Centrales, así como del Fondo Monetario Internacional (FMI), la patronal bancaria española, la Comisión Europea, la Universidad de Nueva York o la London School of Economics, entro otros. "Estaban, por tanto, lo más granado de la banca y del sistema financiero internacional y, sin embargo, no hubo acuerdo en las medidas que deben tomarse".

La ponencia de José Viñals, Consejero Director FMI, fue brillante como siempre, pero sorprendente. Dijo claramente que se ha conseguido evitar el colapso de la economía mundial, pero “la crisis dista mucho de haberse superado”. Hasta la fecha, sostuvo, el sistema financiero internacional ha perdido 1,3 billones de dólares (trillones anglosajones). Pero el FMI estima que a la banca americana y europea le queda todavía por reconocer unos 1,5 billones de dólares (trillones anglosajones) de pérdidas adicionales.

Cuando economistas como Roubini hicieron estimaciones similares a principios de 2009, todos les llamaron cenizo (eso los más cariñosos). O sea, que en breve la crisis habrá volatilizado una riqueza equivalente a la producción anual de tres veces España (igual a la de Alemania, o al conjunto de Inglaterra más Canadá).

Para tranquilizar Viñals aseguró que los bancos tienen capital suficiente para afrontar estas nuevas pérdidas de 1,5 billones, eso sí, tras las inyecciones de capital que ya han cubierto el primer impacto de las pérdidas de 1,3 billones. No obstante, tras el nuevo tsunami de perdidas de 1,5 billones, los bancos no cumplirán con los requisitos mínimos de capital, que tras las recomendaciones del G20 serán mayores.

En resumen: los bancos necesitarán nuevas inyecciones de capital por cantidades más o menos similares a las ampliaciones realizadas hasta la fecha.

Joaquín Almunia estuvo también muy brillante: “Hemos evitado el colapso, pero seguimos con una profunda sensación de fragilidad”. “Nadie debe descartar totalmente el riesgo de volver a ver en algún banco o sistema financiero una situación como la que vivimos hace un año”.

“Los requisitos de capital para la banca sin duda van a aumentar significativamente a partir de finales de 2009 ó 2010”. “Se tardarán diez años en rebajar los niveles de endeudamiento que alcanzaremos, en volver a los niveles de deuda previos a la crisis”. Pronosticó indirectamente que a partir de 2011 se cancelarán los planes de estimulo y los estímulos fiscales y los europeos deberemos pagar sustancialmente más impuestos para rebajar la deuda pública. Y así durante 10 años.

Guillermo de la Dehesa, del IE Business School, no fue ponente, sino moderador. Una pena, porque sabía bastante más que cualquiera de los que moderó. Fue el único que se atrevió a meter un poco el dedo en el ojo: preguntó insidiosa pero elegantemente a los ponentes (que no supieron o se negaron a contestar) por qué los niveles de crédito durante los últimos 10 años han crecido a niveles de dos dígitos (y en algunos países como España en algunos años a veces dos dígitos pero empezando con un dos), mientras que los niveles de renta, esto es, nuestros ingresos, solo crecían anualmente de media alrededor del 3%. Nuestro endeudamiento crecía anualmente al 15% mientras nuestros salarios al 3%. 

Según Pampillón, la causa de esta expansión crediticia tiene "una contestación relativamente corta: el capital mínimo requerido de la banca era (y es) tan ridículamente bajo (especialmente para operaciones especulativas de los bancos) que justificaba que los bancos mantuvieran niveles del precio del dinero extremadamente reducidos lo que incentivó y retroalimentó la burbuja de crédito, la avaricia, y por tanto la burbuja de precios en la economía real. Pero nuestros reguladores y políticos son incapaces de contestar esto en público".

Aunque Pampillón no lo cita, a este motivo habría que sumarle el descalce de plazos y la laxa política monetaria (tipos de interés artificialmente bajos) aplicada por los grandes bancos centrales, en especial, la reserva Federal de EEUU (FED) y el Banco central Europeo (BCE).

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