Según publica este lunes Casimiro García Abadillo en El Mundo, el Gobierno ha aparcado, de momento, el filtrado impuesto para "ricos" para poner en marcha otra medida que considera más urgente: un plan de regularización fiscal que sirva para que afloren miles de millones evadidos u ocultos a Hacienda y sean reconvertidos en deuda pública.
El Ejecutivo, cuenta el diario, estaría estudiando una amnistía fiscal a cambio de deuda pública. Se trataría de conseguir que el dinero invertido por contribuyentes en el extranjero u ocultado a Hacienda sirviera para comprar deuda, a un precio inferior al establecido por el mercado –cada vez más alto–. A cambio, no habría sanciones.
El objetivo de este perdón fiscal sería, por un lado, colocar deuda pública a un precio más barato y, por otro, conseguir blanquear unos 50.000 millones de euros, cifra que sería considerada como un éxito por el Ejecutivo.
La idea no es nueva: Miguel Boyer, ahora uno de los asesores de Zapatero, habría insipirado la medida, a la imagen de la que él mismo puso en marcha con los pagarés del Tesoro sin retención fiscal. Solchaga, mientras, ofreció a principios de los 90 una regularización fiscal a cambio de la compra de una emisión de deuda pública especial.
Otras voces más próximas a Zapateros, como la del ex ministro Jesús Caldera, ya apuntaron a medidas similares. Caldera propuso en 2008 desde la Fundación Ideas introducir un "proceso de regularización tributaria", como informó Expansión, para terminar con los paraísos fiscales en 2015. Como ahora, se despenalizaría los capitales que abandonaran dichos paraísos y podrían tributar a un nivel inferior al legal.
El diario explica que la consigna de Zapatero ahora es "buscar fuera" el dinero y habría aparcado, de momento, el impuesto para "ricos" que le reclama el sector más de izquierda del PSOE. El plan tiene la consideración de "súpersecreto", dice el periodista citando a un alto funcionario al tanto de esta nueva medida.