LD (L. Ramírez) El departamento ministerial que dirige Celestino Corbacho ha hecho públicos los datos de empleo del pasado mes de febrero, que constatan el desierto que atraviesa la economía española en general y su mercado laboral en particular. La cifra oficial de parados registrados en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo (Inem) se acercó en febrero a los 3,5 millones de desempleados, tras sumar 154.058 parados más respecto a enero (+4,63%), en lo que es la mayor subida en este mes dentro de la serie histórica.
En concreto, el volumen oficial de parados alcanzó a cierre del pasado mes la cifra de 3.481.859 desempleados, su nivel más alto en toda la serie histórica comparable, que arranca en 1996. El incremento mensual, aunque elevado, es inferior al que se experimentó en enero (+198.838 desempleados). En cualquier caso, febrero fue el quinto consecutivo en el que paro subió por encima de los 100.000 desempleados.
Este aumento del paro en febrero supone además la undécima subida mensual consecutiva del desempleo y es casi tres veces superior al registrado en igual del mes año pasado, cuando el paro se incrementó en 53.406 personas. En el último año, un total de 1.166.528 personas han pasado a engrosar las listas del desempleo, lo que representa un crecimiento interanual del 50,4%.
Sin maquillaje: 3,9 millones de parados
Aunque las cifras de parados registrados es mayor, según revelan las propias estadísticas del Ministerio de Trabajo. Pasemos a desglosar y explicar los efectos del “maquillaje” del departamento ministerial que dirige Corbacho en los datos de empleo de febrero.
Según el Gobierno el volumen de parados asciende a 3,48 millones pero en este saldo no se incluyen los desempleados que sacó de las listas el ex ministro de Trabajo, Jesús Caldera, un mes antes de las pasadas elecciones generales, en febrero de 2008. Entonces, Caldera cambió el método de cálculo del paro para maquillar las cifras ante la pérdida de vigor del mercado laboral español.
Caldera sacó de los registros de desempleados a las personas que acuden a cursillos de formación y los catalogó como demandantes de empleo no ocupados (DENOS). El retrato robot de estas personas es evidente: inmigrantes que pierden su puesto de trabajo con la crisis al carecer de conocimientos que les permitan cambiar de ocupación y los españoles y extranjeros expulsados del sector inmobiliario por el pinchazo de la burbuja del ladrillo.
Según los datos publicados este martes, el número de desempleados inscritos en esta rúbrica (DENOS) es de 252.953 personas, que no se incluyen en el paro registrado.
Pero el maquillaje del Gobierno no se acaba aquí. El departamento que dirige Corbacho tampoco incluye en las listas a 167.615 parados, agrupándolos en el epígrafe estadístico de desempleados "con disponibilidad limitada" o con "demanda de empleo específica". Estas personas, según afirma el Inem, "son aquellos demandantes, sin empleo, que indican en su solicitud condiciones especiales de trabajo". Es decir, que son también parados.
Si se suman los desempleados DENOS y los citados de disponibilidad limitada y demanda de empleo específica, el volumen supera las 420.568 personas. Sumando esta cifra a los desempleados oficiales el saldo total de parados en España asciende a 3.902.427 personas (inscritos en las listas del Inem).
Con todo ello, el volumen de demandantes de empleo que tiene contabilizados el Inem alcanza las 4.667.866 personas. El Gobierno explica esta brecha entre paro registrado y demandantes de empleo por la existencia de personas que quieren cambiar de puesto de trabajo, aunque no estén en paro:
(Pinche en la imagen para verla más grande)