LD (EFE) El jefe grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD), Franz Müntefering, no ha conseguido frenar la iniciativa impulsada por doce de sus diputados -del total de 251 de esa formación- para consultar a su militancia las reformas impulsadas por el gobierno. Müntefering admitió no haber alcanzado un acuerdo en su reunión con ese grupo discordante, situación que calificó de "decepcionante" e incluso de "ruptura de confianza" por parte de esos diputados.
El Gobierno de Schroeder se proponía tener lista la mayoría de sus apartados de la reforma antes del próximo verano y entablar conversaciones con la oposición, en busca de un eventual consenso, durante la pausa estival. Sin embargo, esta consulta de los militantes socialdemócratas implicará "aparcar" la reforma entre tres y seis meses, tiempo necesario para convocar la consulta interna, evaluar y decidir sobre sus resultados.
Según el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, la reforma estructural es uno de los grandes desafíos de la segunda legislatura del gobierno roji-verde. Por eso, y a pesar del decepcionante resultado de la reunión, Müntefering expresó su confianza en que los discordantes reconsideren su posición y acaten las resoluciones del congreso del SPD, que se celebrará el 1 de junio próximo, en Berlín.
Schroeder, quien en principio no tenía intención de celebrar el congreso, decidió hacerlo presionado por crecientes críticas internas al programa de reformas, que prevé recortar los subsidios al desempleo y reducir los gastos de la sanidad pública. Schroeder ha planteado el congreso no como un sí o un no al plan, sino como una especie de "voto de confianza" a su gestión como canciller.
El Gobierno de Schroeder se proponía tener lista la mayoría de sus apartados de la reforma antes del próximo verano y entablar conversaciones con la oposición, en busca de un eventual consenso, durante la pausa estival. Sin embargo, esta consulta de los militantes socialdemócratas implicará "aparcar" la reforma entre tres y seis meses, tiempo necesario para convocar la consulta interna, evaluar y decidir sobre sus resultados.
Según el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, la reforma estructural es uno de los grandes desafíos de la segunda legislatura del gobierno roji-verde. Por eso, y a pesar del decepcionante resultado de la reunión, Müntefering expresó su confianza en que los discordantes reconsideren su posición y acaten las resoluciones del congreso del SPD, que se celebrará el 1 de junio próximo, en Berlín.
Schroeder, quien en principio no tenía intención de celebrar el congreso, decidió hacerlo presionado por crecientes críticas internas al programa de reformas, que prevé recortar los subsidios al desempleo y reducir los gastos de la sanidad pública. Schroeder ha planteado el congreso no como un sí o un no al plan, sino como una especie de "voto de confianza" a su gestión como canciller.