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Elena Salgado es la elegida por Zapatero para "cambiar el ritmo" de la crisis

La ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, es la elegida por Zapatero para sustituir a Solbes al frente del Ministerio de Economía.

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bremon dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

Por mal que lo haga.... podrá hacerlo peor. Este Gobierno es de políticos no de expertos. Interesa la propaganda, mantenerse en el poder y nada interesa ESPAÑA.

camelo dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

Cuando fue ministra de sanidad tenía que haber sido más dura con la ley antitábaco. A ver que hace en economía (con que no se duerma como Solbes ya es un paso importante).

camelo dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

Cuando fue ministra de sanidad tenía que haber sido más dura con la ley antitábaco. A ver que hace en economía (con que no se duerma como Solbes ya es un paso importante).

Alira dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

"nonius", es licenciada en ciencias económicas. Yo soy doctor en económicas, y doy clase, y puedo decir que nunca ha destacado en ningún círculo de economistas.

nonius dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

Es inaudito, sacan a un idiota y ponen a una inepta.
¿esta que sabe de economía?

Lavinia dijo el día 7 de Abril de 2009 a las :

Madame Salgado no fue a dar a la candidatura de la Organización Mundial de la Salud por su gestión del Ministerio de Sanidad, como se dice en este artículo. Si esta dama dio allí, fue por las componendas que llevaba ZP con el Secretario de la ONU, el famoso Kofi Annan, por entonces ya muy acosado por toda clase de problemas de corrupción y clientelismo en el desempeño de sus tareas. ZP intrigó para que su ministra llegara al sistema de la ONU, y para ello le prometió varias cosillas al Secretario General. En los mentideros ginebrinos se comentó mucho todo aquello, y la Salgado fue vista como una persona carente de cualificaciones para desempeñarse en la OMS, y sobre todo como alguien que quería pescar en altura lo que no le correspondía. En fin, que fue el hazmerreír de medio mundo, ella y su jefe. Nunca nadie pensó, ni por asomo, que tenía méritos para postularse a ese cargo, que por cierto se ocupa en general en base a componendas varias, pero, eso sí, de alto coturno.