O sea, un funcionario por cada catorce habitantes (descontados los propios funcionarios), si descontamos también los políticos y los sindicalistas liberados, más los cargos políticos (que no técnicos), los parlamentarios y ahora añadimos a los pensionistas y sus parejas, las personas que no están en edad laboral, los enfermos crónicos, la gente que simplemente no trabaja o vive de rentas y ahora le sumamos los cuatro millones de parados QUE YA HAY, más la pesada estructura de la Seguridad Social e innumerables organizaciones paramunicipales, paraautonómicas, paraloquesea y se añaden los amiguetes y colegas subvencionados... ¿Aquí cuánta gente trabaja de verdad, creando riqueza? Me temo que la respuesta es acojonante.

Lo jorobado es que nos tendríamos que quedar en unos 750.000 y al resto no los podríamos echar ni con agua caliente (no sé porqué tienen que tener un puesto de trabajo vitalicio).

Si no se empieza a exigir productividad a los funcionarios, España no puede salir adelante.