Son buenas noticias para nuestra economía, ya que el turismo constituye uno de los sectores que más contribuye a corregir, aunque sea parcialmente, los grandes desequilibrios comerciales que padece España. Ha sido el sector que ha contribuido de forma decisiva a que los datos económicos del tercer trimestre sean menos negativos de en principio cabía esperar.
Sin embargo, hay que hacer varias puntualizaciones sobre estas buenas noticias. La primera es que cada vez se supera por menor margen la cifra de pernoctaciones máximas de 2007. En noviembre sólo han sido 19.000 pernoctaciones más (+0,25%), mientras que la cifra de julio fue un 4,3% superior a la de 2007.
La segunda es que aunque respecto a noviembre de 2009 las pernoctaciones de extranjeros crecen un 15,3%, el gasto turístico sólo lo hace un 3,1%. Por el contrario, en noviembre de 2009 la caída de los ingresos fue menor que la de las pernoctaciones (-3,1% frente a -4,9%). En noviembre de 2008 observamos también el mismo patrón (-7,4% en gasto y -8,6% en pernoctaciones).
Esta evolución es muy preocupante ya que implica que el sector turístico compite fuertemente en precios, lo que inevitablemente se tiene que hacer a costa de los márgenes de explotación y esto no resulta sostenible en el tiempo. Por otra parte, también implica que los turistas que llegan gastan menos, es decir, que captamos turismo de menor calidad, justo lo contrario de lo que deberíamos hacer.
Un tercer factor a destacar es que las pernoctaciones de españoles vuelven a cifras negativas respecto a noviembre de 2009 (-1,2%) y se encuentran lejísimos de los máximos de 2007 (-14,6%). Es fiel reflejo de la debilidad general del consumo que se viene observando desde el verano y que, finalmente, ha llegado también al turismo nacional, después de que este dato haya estado moviéndose en un terreno ligeramente positivo durante todo 2010.
En definitiva, las fuertes expansiones observadas en el sector en 2010 están llegando a su fin, y es de prever que a primeros de 2011, y dependiendo de la fortaleza de la economía europea, el sector turístico ya sólo disfrute de incrementos del negocio modestos o muy modestos en cuanto a turistas extranjeros y claramente negativos en cuanto a los turistas nacionales.