(Libertad Digital) Más allá del creciente gasto en infraestructuras –sobre todo la reforma de la M-30 que se articulará a través de una empresa mixta con un alto porcentaje de capital privado, aunque también la remodelación del Metro y obras suplementarias de la carretera de circunvalación– el Ayuntamiento de Alberto Ruiz Gallardón ha aumentado los gastos de gestión, protocolo y el de asesoría de proyectos, además de asumir el pago de los nuevos cuerpos municipales creados, como por ejemplo los agentes de movilidad.
Además, el alcalde ha iniciado la renovación de aceras y pavimentos en los ya famosos PRIS –Plan de Renovación Integral de Servicios– y ha completado el antiguo proyecto de traslado de la sede del Ayuntamiento, sólo que el cambio parece haber resultado un poco caro finalmente. El intercambio de edificios y la mudanza y rehabilitación de la nueva sede del Consistorio en el Palacio de Correos va a suponer pingües gastos a los madrileños, y todo eso sin valorar las primeras intenciones del alcalde de sumar a este espacio otros edificios aledaños.
Por el contrario, y para dolor de los madrileños, el alcalde subió todos los impuestos municipales, con especial interés en el Impuesto de Bienes Inmuebles y el Impuesto de Circulación, que algunos casos han subido más de 50 euros en el recibo. También incrementó el precio de las entradas de utilización de espacios deportivos y servicios del Ayuntamiento.
En contraposición con la austeridad de su antecesor de José María Álvarez del Manzano, a estos gastos del Ayuntamiento habría que sumar el pago de obras de infraestructuras deportivas –la información de Cinco Días habla de los proyectos de Madrid 2012. No obstante, una parte de estas inversiones fueron iniciadas por el anterior regidor, y alguna otra –el Palacio de los Deportes, por ejemplo– ha sido pagado por la Comunidad de Madrid.
Tal y como cuenta Cinco Días, en términos absolutos Madrid es ya el municipio español con mayor volumen de endeudamiento. Según los datos filtrados por el Banco de España, la capital acumulaba a finales de 2004 un saldo vivo de deuda que ascendía a 2.125 millones de euros, 858 millones por encima de Barcelona, ciudad líder hasta ahora.
A pesar de que el ascenso de Madrid en esta clasificación ha sido espectacular en los dos años de gestión de Gallardón al frente del consistorio, –el Ayuntamiento madrileño acapara ya por sí solo el 11,2 por ciento de la deuda total de los 8.000 municipios existentes, un volumen que asciende a 18.929 millones–, Cinco Días señala que en términos relativos (deuda por habitante) la capital de España todavía queda algo por debajo de Barcelona y Valencia. Tras la llegada de Gallardón al consistorio, en sólo dos años la deuda del municipio pase de 425 euros por habitante a 686 euros, cerca de Barcelona, con 803 euros persona.
Para intentar ajustar gastos e ingresos, Gallardón centra sus esfuerzos ahora en lograr una satisfactoria Ley de Capitalidad para Madrid dentro de la negociación del nuevo Pacto Local, reforma vital para la salud económica de las diputaciones provinciales y los consistorios españoles. A esta reforma, que se viene preparando desde hace tiempo, se muestran reticentes muchas Comunidades Autónomas que no quieren ceder poder a diputaciones y ayuntamientos obtenidos gracias a la descentralización autonómica emprendida por José María Aznar –véase el caso de Barcelona en Cataluña o Sevilla en Andalucía, por citar dos ejemplos.